viernes, 31 de enero de 2020

ABRIGO DE ARTICA DE CAMPO. COLUNGO (PARQUE CULTURAL DEL RÍO VERO)

ARTE RUPESTRE EN ARAGÓN (1998-2018)*
CATÁLOGO DE YACIMIENTOS DE HUESCA (144-145), por Manuel Bea Martínez (Coordinador)
*Editado por el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón

HISTORIA
   El hallazgo de este abrigo se enmarca en el contexto de los trabajos de prospecciones intensivas realizados por el Museo Provincial de Huesca dirigidos por V. Baldellou, siendo dado a conocer en 1989 (Baldellou; Painaud y Calvo 1989).
LOCALIZACIÓN
   El abrigo se localiza en el término municipal de Colungo, y se abre en la margen izquierda del barranco de Villacantal, ya próximo a su desembocadura en el río Vero, y fácilmente accesible al hallarse en una zona tradicionalmente trabajada como campos de cultivo.
   La ubicación de las pinturas resulta un tanto peculiar, ya que la cavidad presenta unas características igualmente especiales. Se trata de un pequeña cueva de algo más de 25 metros de anchura por 20 de profundidad cuya boca se cierra hasta alcanzar tan sólo los 5,5 metros de anchura, encontrando en su interior un suelo de formación irregular con importantes desniveles. Las pinturas se hallan en la zona Suroeste, en un contexto ajeno al de los paneles interiores de la cavidad, y prácticamente al borde del precipicio, como destacaran Baldellou, Painaud y Calvo (1989).
DESCRIPCIÓN
   Las pinturas se distribuyen en dos sectores con temáticas bien diferenciadas. En el primero de ellos, y junto a restos pictóricos inidentificables de tendencia lineal, es posible identificar la figura de un cérvido de tendencia esquemática aunque con un cuerpo masivo y de realización algo desmañada, en el que se intuye el arranque de las cuatro patas prácticamente perdidas en su totalidad, y parte de las astas, de las que tan sólo conserva parte de la izquierda, y en la que se constatan los rasgos propios de una convención esquemática: un trazo lineal de cuyo lateral surgen otros más pequeños y perpendiculares al primero. A la derecha se representó una figura antropomorfa de aspecto claramente esquemático compuesta por un largo trazo lineal vertical con el que se da forma al cuerpo y al sexo, si bien el extremo superior describe una inclinación hacia la izquierda individualizando la cabeza; dos trazos arqueados con los extremos hacia abajo sirven para plasmar las piernas y los brazos. Prácticamente yuxtapuesta a esta figura se aprecian unos restos pictóricos muy mal conservados en los que se ha visto la probable representación de un cérvido de grandes dimensiones pero de tendencia estilística cercana o afín a la descrita con anterioridad y del que tan sólo se conservaría parte de una asta rameada y restos pertenecientes a los cuartos traseros del animal. 
   En el sector 2 la temática figurativa cambia, de manera que tan sólo aparecen representados signos de carácter abstracto. Así, es posible observar una especie de pequeño soliforme o esteliforme con un trazo vertical excesivamente alargado con respecto al resto en la zona inferior. A la derecha de esta representación, aparece otra que alcanza los 16 centímetros de longitud y que ha sido definida como un ramiforme. Esta figuración está compuesta por un trazo vertical del que surgen a ambos lados diversos trazos lineales, diez en cada flanco, con una disposición a partir de la cual las líneas o brazos situados en la zona superior se orientan hacia arriba, mientras que el resto lo hacen hacia abajo. 
   Estas pinturas han sido sistemáticamente objeto de agresiones de carácter antrópico, haciendo que un número importante de ellas hayan desaparecido o bien se encuentren bastante perdidas.



viernes, 24 de enero de 2020

ABRIGOS DE LITONARES. COLUNGO (PARQUE CULTURAL DEL RÍO VERO

ARTE RUPESTRE EN ARAGÓN (1998-2018)*
CATÁLOGO DE YACIMIENTOS DE HUESCA (135-139), por Manuel Bea Martínez (Coordinador)
*Editado por el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón


HISTORIA
   Los abrigos decorados fueron descubiertos en el contexto de las prospecciones arqueológicas dirigidas por V. Baldellou desde el Museo Provincial de Huesca a principios de la década de los ochenta del siglo XX. Desde el momento de su descubrimiento, el mismo equipo del Museo se encargaría de documentar y analizar las representaciones pictóricas concluyendo los calcos de las mismas en 1986-1987 (Baldellou 1991b: 15). Sin embargo, todavía no se ha publicado la monografía de estos abrigos rupestres, si bien sus contenidos aparecen referidos en diversos trabajos de síntesis sobre el arte prehistórico del río Vero (Baldellou 1983, 1984, 1984-1985, 1989b, 1991a; Beltrán 1993).
DESCRIPCIÓN
    El abrigo de Litonares L contiene representaciones de estilo naturalista o levantino. Se trata de una pequeña cavidad de unos cinco metros de longitud por apenas tres de profundidad máxima y bastante baja en altura. Las paredes se encuentran muy ennegrecidas por haber servido de refugio para pastores, elemento que afecta, junto a las exudaciones naturales de la roca y diversos desconchados a la conservación de las pinturas. El conjunto principal está compuesto por más de veinte figuraciones, muchas de ellas definibles como digitaciones o manchas de color informes. Sin embargo, es posible reconocer una serie de representaciones de estilo levantino y subnaturalista.
   En la zona izquierda del panel decorado, en la parte inferior, se aprecian dos posibles antropomorfos esquemáticos en Y invertida, en los que no se reconocen otros detalles anatómicos. A la derecha de éstos, a escasos centímetros, se pintó un ciervo subnaturalista orientado a la derecha con un cuerpo masivo y morro prominente y caído, con cuatro trazos lineales agrupados en pares para señalar las patas y dos astas bastante toscas compuestas por sendos trazos lineales de los que surgen otros más cortos que dan forma a los candiles. 
   Por encima de estas figuras aparece una interesante agrupación compuesta por un antropomorfo y dos cuadrúpedos. La figura humana se localiza entre las dos representaciones animales. El antropomorfo, al que le falta la cabeza, fue pintado con las piernas abiertas y los brazos en cruz, sin grandes detalles anatómicos, si bien el brazo derecho parece portar un instrumento lineal y fino que podría interpretarse como una especie de bastón o incluso como un arco al que le faltara la parte superior, circunstancia que permitiría interpretar a esta figura como la de un arquero. Los cuadrúpedos fueron realizados siguiendo criterios bastante naturalistas en los que destacan las buenas proporciones de las diversas partes del cuerpo. En uno de ellos, el ubicado más a la derecha, se aprecia el arranque de unas astas que permite identificarlo como un cérvido.
    La mala conservación de las pinturas impide reconocer si las dos representaciones de cérvidos naturalistas en color rojo conforman una escena con la figura humana.
   En el otro extremo del abrigo se localiza otra interesante agrupación. Nuevamente, una figura humana y un conjunto de animales podrían conformar una posible escena. El antropomorfo, orientado a la izquierda, resulta bastante estilizado, con largas piernas y un cuerpo alargado y de tendencia triangular invertida, cabeza globular de pequeñas dimensiones y brazos caídos a lo largo del cuerpo sin que parezca portar elemento alguno. Tres son las figuras animales observables, todas ellas orientadas a la derecha. La primera sólo conserva los cuartos traseros y parte del cuerpo, mientras que las otras dos se conservan prácticamente enteras. La de mayores dimensiones es también la mejor conservada y se define por tener unas patas elegantes y bien modeladas en las que es posible observar hasta los corvejones, un cuerpo bien proporcionado, cuello largo y fino y una cabeza de tendencia triangular en la que parecen pasmarse las orejas. Son estas características formales las que permiten identificar esta figura como la de una posible cierva. Pegada a esta figura, en su parte superior, aparece la de otro cuadrúpedo de menores dimensiones y de la que se ha perdido todo el tercio delantero.
    Las otras dos cavidades, Litonares E1 y E2, ubicadas en la misma partida que el conjunto levantino, cuentan con trazos de carácter esquemático mal conservados y, como ha señalado V. Baldellou, poco significativos (Baldellou 1991b: 15). Junto a éstas, existen hasta otros cuatro cavidades con figuraciones esquemáticas, Litonares E3, E4 o Ereta de Litonares, E5 y E6, todavía inéditos y en proceso de estudio en los que se constata la presencia de restos informes de color, digitaciones e incluso seis antropomorfos en Litonares E4.






sábado, 18 de enero de 2020

ABRIGOS DE MURIECHO. COLUNGO (PARQUE CULTURAL DEL RÍO VERO)

ARTE RUPESTRE EN ARAGÓN (1998-2018)*
CATÁLOGO DE YACIMIENTOS DE HUESCA (133-135), por Manuel Bea Martínez (Coordinador)
*Editado por el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón

HISTORIA
   El abrigo de Muriecho L fue descubierto en 1981 en el curso de unas prospecciones arqueológicas llevadas a cabo por el equipo del Museo Provincial de Huesca. Breves notas sobre el espectacular contenido de la estación rupestre serán publicadas por V. Baldellou (1982, 1991), hasta que vio la luz la monografía de las pinturas en 2000, tras un exhaustivo y minucioso trabajo de fotografiado y calcado de las figuras (Baldellou et alii 2000), presentando además dos nuevos abrigos con representaciones esquemáticas localizados en la misma partida.
LOCALIZACIÓN 
   Los abrigos de Muriecho se localizan en la margen derecha del denominado barranco de Fornocal, tributario del Vero por su orilla izquierda. El acceso al abrigo no resulta complicado, si bien hay que realizar una parte del camino a pie. Tomando una pista forestal de circulación restringida que se abre a la derecha de la carretera que lleva de Colungo a Asque, prácticamente a mitad del trayecto, se llega a una especie de altozano desde donde se inicia un breve descenso hacia el barranco donde se ubican los abrigos y que, a pesar de la formación de algunos saltos de agua en el fondo del mismo, no resulta demasiado abrupto en esta parte del barranco. 
   El abrigo de Muriecho L se localiza justo en la zona en la que el recorrido del barranco cambia de dirección dirigiéndose hacia el Sur, de manera que desde su posición se tiene un amplio campo de visión. Merece destacarse que en este mismo barranco se localiza, aguas abajo y en la margen izquierda, el conocido Portal de la Cunarda, un impresionante arco natural con más de 30 metros de altura, cuya presencia podría haber determinado la elección del barranco en el que realizar la decoración rupestre.
DESCRIPCIÓN 
   El abrigo de Muriecho L se compone de una cavidad de morfología alargada, con 17 metros de longitud por algo más de 5,5 metros de profundidad máxima, si bien se podrían diferenciar dos cavidades internas separadas por un saliente rocoso. Las pinturas se localizan en la zona central de la más profunda. 
   Sin duda, las representaciones contenidas en este abrigo resultan unas de las más interesantes de todo el arte levantino en Aragón, no sólo por concentrar la práctica totalidad de las representaciones humanas de la provincia de Huesca, sino por componer una de las escenas más numerosas y simbólicas que se reconocen en el arte levantino.
  Las figuras se distribuyen en dos paneles diferentes, con una subdivisión interna que no implica una diferenciación temática de sus contenidos. 
   El sector 1, el ubicado a la derecha del friso decorado, contiene un elevado número de representaciones sobre las que se ha debatido acerca de su participación global en una escena de carácter simbólico. Los autores del estudio admiten, no sin reservas, que al menos una parte significativa de las representaciones podrían formar una composición escénica (Baldellou et alii 2000: 46). 
   En ésta aparecerían representadas hasta 39 figuras humanas de color rojo, en diversas actitudes e incluso con diferentes tratamientos corporales, a pesar de lo cual se inscriben perfectamente en la misma actividad. La acción central se desarrolla en la parte inferior de la agrupación, donde un ciervo de gran naturalismo, y del que se conserva sólo la mitad delantera, es apresado en plena huida por tres antropomorfos. Dos lo sujetan en su parte delantera por los cuernos y por una de las patas, mientras que otro lo sujetaría de las extremidades traseras, si bien éstas no se han conservado. Hacia el animal capturado se dirige un posible arquero que porta lo que parece una especie de lazo en la mano, tal vez para ayudar a sujetar al cérvido. Alrededor de esta escena de captura del ciervo vivo se distribuyen en diferentes planos un número importante de figuras humanas de cuerpo estilizado, dispuestos u ordenados en filas mientras parecen presenciar la escena de captura a la par que algunas contorsionan sus cuerpos y disponen los brazos de una manera que parecen tocar palmas o realizar una especie de danza. Asimismo, algunas de las representaciones sujetan un elemento rectilíneo que se llevan a la boca y que, tal vez, pudiera tratarse de algún tipo de instrumento musical de viento. Resulta muy interesante que el antropomorfo que sujeta al animal por los cuernos, presenta una cabeza de morfología extraña que, según los autores del estudio, podría responder a una máscara, subrayando así el valor esencialmente simbólico de lo representado. 
   Parece evidente el carácter simbólico de la escena representada en la que la captura del animal vivo adquiere importancia social (Utrilla y Martínez Bea 2005), al participar en la misma un elevado número de representaciones, algunas de ellas definidas como femeninas.
   Las representaciones contenidas en el panel 2 se distribuyen en una mayor superficie, lo que facilita su división en diferentes zonas decoradas y escenas. La primera de éstas estaría formada por dos antropomorfos de estilo subnaturalista orientados a la derecha que portan los mismos objetos. Las figuras avanzan a buen paso, tal y como indican las piernas abiertas, conformadas por un cuerpo macizo en el que parece plasmarse la curvatura lumbar y los glúteos salientes. Llevan una especie de largo vestido o abrigo con sendas mochilas o fardos a la espalda de los que sale un elemento rectilíneo en posición vertical. Ambas figuras portan en la mano más adelantada un objeto también lineal para el que se ha propuesto su identificación con un arco destensado. 
   A la derecha de este conjunto se representaron cinco cuadrúpedos, dos de ellos casi completos, de tendencia naturalista algo estilizada y caracterizados por un cuerpo alargado y más masivo en sus cuartos traseros, finas patas sin tratamiento anatómico, un largo cuello y una pequeña cabeza con el morro redondeado, dos graciosas orejas, y en la que además se reconocen dos cuernos muy finos que se curvan hacia atrás sólo en su extremo distal, particularidad que ha permitido identificar a estos animales como posibles sarrios. En este mismo conjunto se observan restos pertenecientes a otro cuadrúpedo, así como la cabeza y las astas de un ciervo. 
   En el sector 3 aparecen unos restos inidentificables, mientras que en el 4 se observa una figura mal conservada de un ciervo orientado a la izquierda del que sólo se reconoce parte de la cabeza y de la cornamenta, así como el cuello, pecho y muy poco de los cuartos traseros. 



sábado, 11 de enero de 2020

CUEVA DE REGACÉNS. ASQUE-COLUNGO (PARQUE CULTURAL RÍO VERO)

ARTE RUPESTRE EN ARAGÓN (1998-2018)*
CATÁLOGO DE YACIMIENTOS DE HUESCA (129-131), por Manuel Bea Martínez (Coordinador)
*Editado por el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón

HISTORIA 
   El conjunto rupestre de Regacéns fue descubierto por J.M. Cabrero, párroco de Alquézar, en 1979, quien informaría sobre su existencia al Museo Provincial de Huesca, siendo V. Baldellou el que confirmaría la autenticidad de las pinturas. La estación sería objeto y sujeto de los trabajos de estudio y calco dirigidos por el propio V. Baldellou, publicándose monográficamente en 1993 (Baldellou et alii 1993b).

LOCALIZACIÓN
   La cueva de Regacéns se localiza en el barranco del Castillo, a la orilla izquierda del río Vero, no muy lejos de la villa de Alquézar en dirección Este, población que resulta visible desde la propia cueva. El acceso a la estación decorada parte desde el pueblo de Asque, donde se toma una senda que se deberá recorrer a pie durante 30 minutos
hasta la cueva.
   Se trata de una cavidad con una boca de grandes dimensiones y morfología circular que alcanza 16 metros de anchura, aunque de escasa profundidad, apenas 10 metros. Como ocurre en otros casos, la cueva fue acondicionada para su uso como corral para el ganado, cerrándose con una construcción en piedra seca.
   Las pinturas levantinas se localizan en la superficie central de la cueva, distribuyéndose las de conceptos más esquemáticos desde la zona medial hacia la derecha.
DESCRIPCIÓN
   El primer sector de los tres en que se distribuyen las manifestaciones pictóricas, contiene mayoritariamente figuras naturalistas, todas ellas de color rojo carmín, algo desvaído en determinadas zonas. Éstas estarían formadas por un grupo de tres cápridos, y al menos otros tres más dudosos por el estado de conservación en que se encuentran. Los animales identificados que conforman la parte central de la representación participan en una misma escena en la que aparecen orientados a la izquierda, con una posición ligeramente inclinada y descendente. El dinamismo de los animales figurado por la disposición de las patas en actitud de correr se subraya con la composición oblicua de los mismos. En dos de las tres mejores figuras aparece plasmada la cornamenta, compuesta por dos grandes trazos curvos hacia atrás en perspectiva semitorcida. Merece destacarse que los cápridos coronados por la cornamenta tienen asociado una especie de trazo lineal y fino que se interpreta como un posible venablo clavado. Quedaría, por tanto, justificada la actitud dinámica, en clara huída, de los animales que formarían parte de una escena de caza en la que no se representaron, o no se han conservado, los cazadores.
   A la derecha de estas representaciones, la temática decorativa cambia con respecto a lo anterior. Ahora, son las figuras esquemáticas las que centran la composición. Aparecen signos confeccionados a partir de trazos lineales rectilíneos y curvilíneos junto a manchas y restos sin morfología definida. Casi sin solución de continuidad aparece el sector 2, a la derecha del primero, aunque se encuentran físicamente diferenciados por medio de un saliente rocoso. El empleo de accidentes naturales resulta recurrente en este sector, ya que las dos zonas que lo componen se encuentran separadas mediante una colada estalagmítica.
   En la zona A sólo se adivinan dos restos pictóricos, uno de ellos clasificable como uncuadrúpedo esquemático de color negro en el que, saliéndose de los rasgos que definen
este estilo, la cabeza parece adoptar una morfología algo más elaborada, con la plasmación de, al menos, una larga oreja e incluso el hocico, mientras que un corto trazo curvo y caído hace las veces de cola. Estos rasgos permiten aventurar su definición como un posible équido.

   En la segunda zona destaca la representación de un cérvido orientado a la izquierda y de estilo subnaturalista tosco con unas grandes astas con ramificaciones que surgen en direcciones opuestas y hacia el exterior desde cada uno de los ejes verticales. Lo más destacable es el repintado que
evidencia esta figura en la que es posible observar diferencias cromáticas y estilísticas. Así, el color rojo claro aparece por debajo de una tonalidad más oscura del mismo color, mientras que el repintado se realizó con un estilo mucho más tosco que el de la figura original.

  Este conjunto se completa con la representación esquemática de un antropomorfo, una agrupación de digitaciones y otros restos inidentificables. 
   El último de los sectores del friso decorado contiene manifestaciones de carácter esquemático, si bien su temática la individualiza del resto. En este sector, también subdividido en dos grupos o zonas, destacan unas curiosas representaciones antropomorfas de color rojizo con distintas tonalidades.
   Se trata de figuras humanas muy estilizadas, compuestas por un trazo vertical lineal que da forma a un largo y fino cuerpo de cuya zona inferior surgen otros dos trazos lineales para representar las piernas; la cabeza se destaca como un engrosamiento en el extremo superior del cuerpo. La identificación de los brazos resulta problemática ya que el tercio superior de la figura y a ambos lados de ésta aparecen una serie de delgadas líneas verticales y paralelas que podrían ser cintas o algún tipo de adorno afín que colgarían de los brazos representados en cruz, al menos el derecho con el que parece sujetar un objeto de tendencia lineal ligeramente más grueso en su extremo superior del que surgen dos pequeños trazos horizontales. 
   A la derecha de este antropomorfo se ha definido otro igualmente estilizado pero con diferencias notables. Así, el cuerpo adquiere una tendencia triangular, surgiendo de los hombros dos largos brazos que caen paralelos al cuerpo hasta fundirse con el tronco, al menos el izquierdo. Dos elementos circulares aparecen figurados uno a cada lado de la cabeza. 
   El conjunto se completa con una figura humana tipo “golondrina” y diversos trazos, barras o digitaciones en tonalidades rojizas.




RUTA AL ABRIGO DEL FORAU DEL COCHO

  Manuel Bea Martínez y Paloma Lanau Hernáez (coords.).  Editado por IEA / Diputación Provincial de Huesca, 2021. ITINERARIOS A CONJUNTOS RU...