CATÁLOGO DE YACIMIENTOS DE HUESCA (159-161), por Manuel Bea Martínez (Coordinador)
*Editado por el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón
HISTORIA
Fue P. Minvielle el descubridor de estas pinturas, recogiendo su existencia en una breve publicación en la que también se hace mención a otros conjuntos decorados de la zona (Minvielle, 1968). Un año más tarde sería estudiado por A. Beltrán, ofreciendo una aproximación a las mismas en 1971, y dedicando un espacio más amplio en la monografía sobre los abrigos esquemáticos de Lecina (Beltrán, 1972). Los estudios más recientes son los realizados por P. Hameau y A. Painaud en los que se ofrece un nuevo calco del conjunto (Hameau y Painaud, 1997 y 2006-2008).
LOCALIZACIÓN
En el término municipal de Lecina, en una zona dominada por múltiples covachos y abrigos cuya abundancia otorga el nombre de Gallinero a la zona, se abren cuatro abrigos que responden a la misma denominación. Muy cercanos a la confluencia de los barrancos de la Choca y del Basender, su altura con respecto al cauce del río les permite dominar buena parte de su recorrido.
La ubicación de los abrigos, aunque cercanos entre sí, resulta difícil e incluso arriesgada en algún caso, debiendo salvar desniveles verticales sobre el propio barranco.
DESCRIPCIÓN
Las pinturas del abrigo de Gallinero I están realizadas mediante trazos lineales finos de estilo esquemático con el que se representan una serie de zoomorfos de apariencia un tanto descuidada de manera que no resulta extraña la representación de una sola pata trasera. Otros restos figurativos se podrían corresponder con una posible representación humana tipo “salamandra” y esquematizaciones de astas de ciervo.
El abrigo de Gallinero II se encuentra sobre el anterior, de manera que para acceder a él se debe ascender por la pared casi vertical. Las pinturas se encuentran en la zona
derecha de la cavidad, algunas de ellas en la parte más exterior, lo que ha dificultado su conservación. Con todo, este conjunto resulta el más espectacular de los cuatro.
En éste se definen hasta 52 representaciones, la mayor parte de ellas pertenecientes a cuadrúpedos de diferentes especies, si bien también se constata la presencia de antropomorfos, símbolos soliformes, arboriformes y signos de interpretación dudosa.
A pesar del alto grado de esquematismo empleado en la realización de los animales, Beltrán identifica la presencia de bóvidos; posibles équidos, uno de ellos montado por una esquematización humana en “phi”; y cápridos. En un caso, y a pesar de la simplicidad de los trazos en la representación del cuerpo y de las patas, dos líneas verticales fueron bien modeladas adoptando la forma de unas largas orejas que podrían identificar al animal como un posible asno. Merece destacarse que algunas de estas figuras animales fueron representadas en grupos numerosos, quizás verdaderos rebaños, adoptando una disposición oblicua ascendente, tal vez con la intención de captar la acción de subir las escarpadas laderas de los barrancos que enmarcan la composición.
El acceso a Gallinero III se realiza a partir del anterior, si bien resulta difícil al tener que subir nuevamente por la pared vertical. Son dos las cavidades que componen Gallinero III, la A y la B. En la primera de ellas tan sólo se cuentan seis figuras, desigualmente conservadas y en las que es posible definir dos soliformes y otros tantos cuadrúpedos todos ellos del mismo estilo esquemático presente en los anteriores conjuntos. En el abrigo de Gallinero III B, cavidad localizada al Norte de la anterior, se definieron un cruciforme de gruesas líneas y diversas figuras animales, algunas de ellas con dos trazos interpretables como orejas o cuernos.
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