Este trabajo es un fragmento de la ponencia que presentó Pilar Utrilla Miranda en los Cursos de Verano de la UNED de Barbastro del año 2007, de titulo ¿Qu iénes pintaron?: los habitantes del
río Vero en el Somontano Oscense: del Paleolítico Superior al Calcolítico.
La Fuente
del Trucho se sitúa en el barranco de Villacantal en la margen izquierda del
río Vero a 20 minutos de su cauce permanente y junto a la fuente que le da
nombre. Se trata de una cueva poco profunda, con una gran boca de 22 m . de ancho orientada al
SE, que da acceso a una amplia sala de 24 m . de profundidad dividida en dos lóbulos
disimétricos. Esta cueva, que ya había sido visitada por exploradores de la Sierra de Guara como Pierre
Minvielle, se dio a conocer al mundo científico en 1978 cuando un equipo del
Museo de Huesca y de la
Universidad de Zaragoza, dirigido por Vicente Baldellou,
descubrió la existencia de pinturas. Este lugar, tras dudar entre otros nombres
como “Espluga da Ventaneta”, pasó a denominarse la Fuente del Trucho, en alusión al agujero
existente sobre la gran boca y a la fuente que mana cerca de ella.
El
estudio de sus manifestaciones gráficas comenzó a realizarse en los años
ochenta por parte de V. Baldellou y A. Beltrán, quienes publicaron los primeros
avances; después, en los noventa, Baldellou trabajó con R. Viñas, realizando
minuciosos calcos, algunos todavía inéditos; finalmente, a partir del 2000,
Baldellou está ultimando la documentación fotográfica con S. Ripoll, F.J. Muñoz
y P. Ayuso.
Las excavaciones de su
ocupación arqueológica fueron realizadas durante los años 80 por A. Mir sobre
los niveles musterienses (1) y por P. Utrilla y L. Montes en 2005 en los del
Paleolítico Superior, momento al que hay que asignar las pinturas y los
grabados. Concretamente se ha trabajado en la misma zona que P. Utrilla sondeó
ya en 1980, al pie de los grabados exteriores, donde la presencia de un nivel
fuertemente brechificado le obligó a paralizar la cata tras haber obtenido
algunas laminillas de dorso que descartaban la ocupación musteriense y daban
indicio de la presencia de un Paleolítico Superior. Un segundo sondeo se ha
realizado en la zona interior, en este caso bajo un panel de pinturas con
signos trilobulados, manos y un cáprido. En ambos casos, se ha trabajado en
áreas periféricas con respecto a la gran cata de la excavación musteriense (1) de
A. Mir que se ha respetado intacta a la espera de la memoria de sus cinco
campañas de excavación. No obstante, se ha cuadriculado la zona a excavar
siguiendo el punto cero y prolongando las coordenadas de la excavación de A. Mir.
Jorge Angás ha realizado un excelente plano topográfico tomando 2500 puntos de
suelo y techo, con curvas de nivel a 10 cm . y directoras a 40 cm , situando con extrema
precisión no sólo los materiales de la zona excavada sino también las pinturas y grabados de las
paredes (Fig. 1).
Existen
dos zonas bien definidas en la
Fuente del Trucho: el panel exterior de los grabados, en
posición vertical y a la luz del sol, y la zona de pinturas, ubicada en el
interior en semipenumbra. El panel de grabados, en el lóbulo menor de la
caverna al pie de la oquedad circular que da nombre a la cueva, permite reconocer en posición
central una gran figura de oso, hecho un ovillo en posición de hibernada, una
cabeza de un segundo oso y dos zarpas del mismo animal. A la derecha se
reconocen dos cabezas de caballo y una de cérvido, posiblemente un reno, enmarcado
entre los dos équidos.
La cronología, basada en los temas del bestiario y en el
estilo de las figuras, es difícil de precisar: la técnica de grabado, exterior,
tosco y de trazo profundo, nos lleva a una cronología antigua, gravetiense; el
tema de los osos y sus zarpas nos recuerdan modelos franceses del otro lado de
los Pirineos (existe una zarpa similar en Niaux) o de santuarios exteriores
cantábricos (Venta de Laperra, por ejemplo), pero la asociación de caballos y
renos (si el cérvido lo fuera) es un tema recurrente del Magdaleniense
avanzado, tal como se documenta en las cuevas de Trois Frères, Tito Bustillo o
Las Monedas. En los sondeos practicados al pie de los mismos P. Utrilla y L.
Montes han localizado algunas hojitas de dorso paleolíticas y varias cubetas
subcirculares excavadas en el suelo las cuales han sido datadas por
radiocarbono de comienzo de la ocupación musulmana en la zona. Los escasos
elementos líticos de época paleolítica (hojitas de dorso), tanto convienen a un gravetiense como a un magdaleniense por
lo que no sirven para precisar la datación de los grabados
El segundo lóbulo, en un ambiente de penumbra, presenta sus
paredes y techo cubiertos con pinturas, la mayoría de color rojo. El suelo
presenta la roca desnuda en una gran parte de la sala, a excepción de la zona
central y la pared de la derecha, bajo los signos trilobulados. En este lugar
realizamos en 2005 los sondeos arqueológicos que vamos a comentar. El sondeo
afectó a 9 m2
de superficie pero la excavación sólo entregó niveles revueltos en los 50
primeros cm. de profundidad sondeados. La presencia de rebaños en la cueva y de
sus pastores (que les han abierto paso entre los sedimentos) así como las
extracciones de tierra fértil para abonar los huertos cercanos, ha podido provocar la remoción total de los niveles e incluso el
vaciado de los mismos.
No
tenemos por tanto datos estratigráficos en Fuente del Trucho pero sí una gran
cantidad de datos tipológicos que nos aportan los materiales obtenidos. Se han
obtenido 268 piezas retocadas de sílex, de las cuales 136 encajan en momentos
del Paleolítico Superior y 151 lo harían en el Paleolítico Medio. En esta etapa se observa el dominio
de las raederas, especialmente simples y transversales seguidas de una
presencia aceptable de denticulados y de cuchillos de dorso. Los tipos Quina,
carenados y con retoque escaleriforme, acaparan casi la mitad de las raederas
transversales (Fig. 2).
El inventario
tipológico de las piezas atribuibles al Paleolítico Superior entrega una
preferencia por los raspadores planos (14 casos) acompañados de los carenados
(8) y de los de hocico (4), lo que nos lleva a sugerir, junto a la existencia
de algunas láminas estranguladas, la presencia de gentes auriñacienses en el
yacimiento, vinculadas quizá a las pinturas de manos y series de puntos (Fig. 3).
Fig. 3. Piezas de tipología atribuible a un Paleolítico
Superior Inicial.
Los tipos nucleiformes
entregan 9 ejemplares todos ellos de muy pequeño tamaño, sobre núcleos
agotados. Los perforadores aparecen en 4 piezas, dos de ellos múltiples, casi
en estrella, del tipo habitual en el Magdaleniense. Los buriles diedros se
detectan en 7 casos claros y en 8 los trabajados sobre truncadura, uno de ellos
múltiple (3 facetas en golpes laterales) sobre las dos truncaduras, al estilo
de los buriles de Noailles, a pesar de que su gran tamaño y el espesor de la
pieza no permiten clasificarlo estrictamente como tal.
Las puntas y láminas de
dorso aparecen en 21 ejemplares destacando alguna punta de la Gravette y
microgravettes, una punta de Vachons y dos pequeñas puntas con pedúnculo
central destacado que conviene más al tipo Teyjat (de pedúnculo corto y
pequeños retoques abruptos) que al perigordiense de la Font Robert (de
pedúnculo largo) 12 hojitas de dorso, algunas de ellas de truncadura oblicua
completan el Grupo Perigordiense. Las láminas de retoque simple aparecen en 15
piezas, algunas de ellas de tipo estrangulado e incluso de tipo “auriñaciense”
a las que hay que añadir 4 piezas esquilladas (écaillées) de forma cuadrangular, bastante frecuentes en momentos
del Paleolítico Superior Inicial. Se han computado 7 piezas denticuladas (dos
de ellas gruesos pics) con morfología
que recuerda más al Paleolítico Superior que al Medio, aunque es francamente
difícil discriminar entre ambos.
La industria ósea
recogida en este sondeo ha entregado un fragmento de azagaya de sección
subcircular un fragmento de diáfisis de sección longitudinal con extremo
redondeado y pulido, muy similar a un ejemplar aparecido en el gravetiense de
Reclau Viver (Rueda, 1987, 231, fig. 2.2) y dos curiosas piezas que no merecen
una clasificación tipológica pero que pudieran revestir cierto interés: una
esquirla ósea quemada “tallada” en forma de punta de pedúnculo y un fragmento
alargado de diáfisis que presenta adherido a su fuste un elemento cortante en
forma de hojita. Un dentalium es el
único elemento de adorno detectado en esta zona
En cuanto a la presencia de gentes solutrenses en el yacimiento
queda refrendada por la aparición de dos puntas de escotadura de tipo Parpalló,
una de ellas casi completa e idéntica en su tipometría a las halladas en la
vecina cueva de Chaves (Fig. 4, nº 13 y 14). A ellas debe sumarse la presencia
de un fragmento de punta de retoque plano. (Fig. 5, nº 11).
Esta nota sobre el trabajo de Mir y Salas hay que leerla con detenimiento, pues aclara y pone de manifiesto la opinión de la autora y de otros investigadores sobre las posibles industrias arcaizantes de las gentes del Paleolítico Superior que pasaron por la Fuente del Trucho.
Después del periodo veraniego tenemos la intención de publicar en este Blog, algunas ponencias o parte de ellas, de los cursos de verano relacionados con la Prehistoria que se han impartido en la UNED de Barbastro estos últimos años.
Barbastro, septiembre 2013.