jueves, 26 de junio de 2025

EL ARCO EN LOS GRUPOS DE CAZADORES-RECOLECTORES ACTUALES (TALLER) / TIRO CON ARCO Y PROPULSOR (TALLER)

CENTRO DE LA UNED DE BARBASTRO. CURSOS DE VERANO 2025*. "EXPERIMENTAR PARA COMPRENDER. DE ARMAS, MUJERES Y HOMBRES: CAZA Y CONFLICTO EN LA PREHISTORIA"*

Resumen de las sesiones

Ponente: Javier Sintes Pelaz. Asesor técnico de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid y de la Federación Madrileña de Caza.

*Con la colaboración del Parque Cultural del Río Vero. 

LA EVOLUCIÓN DE LA ARQUERÍA DESDE LA PREHISTORIA A NUESTROS DÍAS
Dada la importancia del descubrimiento del propulsor y de la azagaya, (el primer proyectil controlable de largo alcance gracias a su empenaje), y no mucho tiempo después, el “hallazgo” del arco y las flechas, con las que también se podía cazar a distancias aún mayores y, por tanto, con menos riesgo, nuestros ancestros fueron sobreviviendo, y se puede aventurar la posibilidad de que los seres humanos seguimos existiendo gracias, sobre todo, a quienes ya cazaban con arco
Antes de que eso aconteciese, otro invento, crucial y anterior, fue el de la cordelería para crear, entre otras muchas cosas, las cuerdas de los arcos, y los bramantes, para afianzar las plumas a los ástiles cuando no podían hacerlo con finas fibras de tendones debidamente encoladas.


Y con la intención de que se pueda concebir la relevancia que han tenido los arcos, como armas de caza, y tristemente, como armas de guerra, durante este nuevo Curso de Verano de la UNED, se van a conocer bastantes conceptos de su historia, sus entresijos y, además, se va a poder experimentar lo que se percibe cuando se tensa un arco, y la “magia” que acontece tras soltar su cuerda.


sábado, 21 de junio de 2025

ARQUERÍA NEOLÍTICA: NUEVAS APORTACIONES DESDE LA CUEVA DE LOS MURCIÉLAGOS (ALBUÑOL, GRANADA)

CENTRO DE LA UNED DE BARBASTRO. CURSOS DE VERANO 2025*. "EXPERIMENTAR PARA COMPRENDER. DE ARMAS, MUJERES Y HOMBRES: CAZA Y CONFLICTO EN LA PREHISTORIA"*

Resumen sesiones

Ponente: Raquel Piqué Huerta. 
Catedrática de Prehistoria. UAB.

*Con la colaboración del Parque Cultural del Río Vero. 

El equipo de arquería prehistórico es extremadamente raro en el registro arqueológico debido a su fabricación con materiales orgánicos, de origen vegetal o animal, que solo se conservan en condiciones ambientales muy específicas, como entornos anóxicos o extremadamente secos. En este contexto, hallazgos como el de Ötzi (3500–3100 a.C., Tisenjoch, Italia), que incluye una posible cuerda de arco elaborada con fibras de tilo trenzadas, constituyen testimonios excepcionales de este tipo de tecnología en la Prehistoria europea.

Entre los yacimientos más destacados que han proporcionado materiales orgánicos vinculados a la arquería se encuentran La Draga (Banyoles, Girona) y la Cueva de los Murciélagos (Albuñol, Granada), ambos datados entre finales del VI e inicios del V milenio cal ANE. La Draga, un asentamiento lacustre del Neolítico antiguo, presenta una notable conservación de objetos de madera y fibras vegetales gracias a la saturación de agua del entorno del yacimiento, lo que ha permitido documentar arcos, proyectiles, y posibles cuerdas de arco. Por su parte, la Cueva de los Murciélagos, situada en un entorno árido, ha conservado un conjunto excepcional de materiales orgánicos en condiciones de sequedad extrema, entre los que destaca una de las colecciones más antiguas y completas de arquería neolítica de la península ibérica.

El objetivo de esta presentación es profundizar en el conocimiento de los procesos tecnológicos y las funcionalidades asociadas al equipo de arquería en el Neolítico. Para ello, se ha realizado un análisis morfotécnico de los diferentes elementos, junto con el estudio de las materias primas utilizadas mediante técnicas arqueobotánicas y arqueoquímicas, lo que ha permitido identificar las especies vegetales empleadas en la fabricación de los componentes orgánicos.

En el caso concreto de La Draga, se ha desarrollado además un programa de arqueología experimental articulado en dos vertientes: por un lado, la reconstrucción de arcos y cuerdas utilizando técnicas y materiales compatibles con las evidencias arqueológicas; por otro, la realización de ensayos mecánicos para evaluar su resistencia, durabilidad y eficacia funcional.

A través de la integración de análisis tecnológicos, estudios de materiales y experimentación arqueológica, esta investigación contribuye a una visión más amplia sobre las estrategias de caza, la organización social y el papel de la arquería en las comunidades agrícolas del Neolítico en el occidente mediterráneo.

 

viernes, 20 de junio de 2025

EL ARTE RUPESTRE PALEOLÍTICO AL AIRE LIBRE SOBRE SOPORTES NO CONVENCIONALES

CENTRO DE LA UNED DE BARBASTRO. CURSOS DE VERANO 2025*. "EXPERIMENTAR PARA COMPRENDER. DE ARMAS, MUJERES Y HOMBRES: CAZA Y CONFLICTO EN LA PREHISTORIA"*

Resumen sesiones
Ponente: Sergio Ripoll López.
Catedrático de Prehistoria. UNED. 

*Con la colaboración del Parque Cultural del Río Vero. 

Desde el siglo XIX, los prehistoriadores del arte paleolítico han centrado fundamentalmente sus investigaciones en entornos cerrados como cuevas y abrigos. Para sorpresa de muchos especialistas, y sólo desde hace tres décadas aproximadamente, ha comenzado a ponerse en valor el arte rupestre paleolítico al aire libre.
Los primeros estudios se centraron en las cuencas de los ríos Duero, Tajo y Guadiana pero, conforme han aumentado los estudios, han ido apareciendo muestras de este arte al aire libre en diversos puntos de nuestra geografía peninsular, muchos de ellos, curiosamente, a gran altitud sobre el nivel del mar.
La mayoría de los conjuntos que hemos identificado hasta ahora se sitúan en zonas aisladas, lejos de grandes núcleos urbanos. 
La existencia de este rico patrimonio permitirá fijar a la población joven en su entrono creando centros de interpretación y visitas guiadas a los diversos enclaves.
Al tratarse de zonas bastante remotas, estos conjuntos de arte rupestre paleolítico al aire libre sobre diferentes soportes pétreos se ven inmersos en entornos naturales de gran riqueza paisajística y faunística.

Evidentemente no tendrá un impacto inmediato en los núcleos rurales, pero una correcta difusión en medios de comunicación y en instituciones locales y provinciales, provocarán un interés por conocer este nuevo patrimonio legado por nuestros ancestros, siendo la primera y más antigua expresión del pensamiento humano que ha llegado hasta nosotros en forma de imágenes y signos. 
Estamos hablando no solamente de un lenguaje o un metalenguaje de imágenes que lo reflejan, si no también, de un importante conjunto de datos que comienzan a ser de una importancia fundamental en nuestra historia y probablemente para nuestra especie.
La puesta en valor de estos nuevos hallazgos, sin duda, contribuirá al desarrollo económico y social de las comarcas donde se localizan estos yacimientos, siendo un polo de atracción para el turismo sostenible y un elemento dinamizador para la denominada "España vaciada”. 
Asimismo, la divulgación entre la población local de su patrimonio histórico, sin duda, contribuirá a que los habitantes de estos territorios se conviertan en los primeros defensores de su conservación y se sitúen en la primera línea de defensa para su protección.

¿Por qué ahora? ¿y por qué nadie lo ha visto hasta ahora?
Hace141 años Marcelino Sanz de Sautuola descubrió la Cueva de Altamira. La comunidad científica de la época denostó ese singular hallazgo y el insigne investigador montañés falleció sin ver reconocida su autenticidad. 
Hasta hace unos 35 años se conocían algunos lugres al aire libre con representaciones denominadas de “Estilo Paleolítico“ que se incorporaban a la síntesis de forma marginal o en forma de notas a pie de página. Pero desde comienzos de los años 90 del siglo pasado han ido apareciendo numerosos conjuntos de arte paleolítico al aire libre fundamentalmente sobre soportes de esquisto. Hoy en día nadie niega su existencia e importancia.

Desde hace un par de años, por casualidad, gracias a una combinación de la luz solar apropiada y la experiencia acumulada en el estudio  de grabados paleolíticos de trazo fino, identificamos una serie de figuras incisas al aire libre, sobre granito. Hasta ese momento los investigadores habíamos buscado en los soportes graníticos, figuras pintadas o grabadas encuadrables en el arte esquemático del Neolítico y de la Edad de los Metales.
La existencia de inmensos conjuntos de arte rupestre paleolítico repartidos por amplias zonas geográficas, venía a desmontar el paradigma al uso sobre el arte rupestre. Siempre se había pensado que las figuras paleolíticas se ubicaban en entornos cerrados (cuevas) donde las prácticas mistéricas realzaban el poder de las imágenes.
Sin embargo hoy creemos que este hito se ha transformado totalmente. Lo habitual era el arte al aire libre y lo raro era el arte en cuevas. Hemos pasado en la oscuridad de las cavernas a los entornos soleados.
Necesitábamos encontrar un patrón de identificación que nos permitiera localizar más evidencias en otras zonas partiendo del núcleo original de la Sierra Oeste de Madrid.
Hoy en día ese patrón nos ha llevado a zonas hasta ahora impensables como puede ser la alta montaña, la meseta o el litoral mediterráneo.

¿Por qué hay tanto?
Para intentar realizar un encuadre cronológico, en nuestros estudios utilizamos una serie de convenciones estilísticas que nos permiten fechas con más o menos precisión los diferentes conjuntos. Hasta ahora podemos afirmar con más o menos precisión que la mayoría se sitúan entre un Solutrense Superior y un Magdaleniense Medio. Es decir unos 6.000 años de duración. Y entre unos 22.000 y 16.000 años antes del presente.
Este gran lapso temporal se puede traducir en 18.000 generaciones de antepasados siguiendo unas rutas preestablecidas y plasmando  una y otra vez aquellos animales que les llamaban la atención o que habían cazado, volviendo a grabar una y otra vez sobre las mismas superficies. 
La erosión natural sobre estos soportes pétreos nos permite identificar el fondo de los surcos grabados, frente a los entornos cerrados donde las incisiones se conservan perfectamente y por tanto son más profundas.

domingo, 15 de junio de 2025

CUCHILLOS Y PUÑALES EN LA PREHISTORIA: MÉTODOS Y TÉCNICAS DE TALLA EXPERIMENTAL - LA EXPERIMENTACIÓN EN PREHISTORIA: LA ELABORACIÓN DEL CUCHILLO DE ÖTZI

CENTRO DE LA UNED DE BARBASTRO. CURSOS DE VERANO 2025*. "EXPERIMENTAR PARA COMPRENDER. DE ARMAS, MUJERES Y HOMBRES: CAZA Y CONFLICTO EN LA PREHISTORIA"*

Resumen sesiones
Ponente: Juan Antonio Marín de Espinosa Sánchez.
Sílex. Arqueología y Difusión del Patrimonio S.L.

*Con la colaboración del Parque Cultural del Río Vero. 

Los útiles en piedra tallada son el principal y más abundante testimonio de la actividad humana durante la prehistoria. Su estudio nos ayuda a comprender el comportamiento de los grupos de cazadores-recolectores.

Durante la prehistoria, los útiles en piedra tallada han sido un elemento fundamental para la subsistencia de estos grupos. El filo de una lasca permite cortar elementos como la carne, la piel o incluso materiales duros como el asta de los cérvidos. Con el tiempo, la aparición de útiles en piedra tallada como cuchillos y puñales enmangados, serán el resultado de una evolución cognitiva y el perfeccionamiento de métodos y técnicas de talla.


Estos útiles en piedra tallada reflejan la interacción del ser humano con el medio natural que 
lo rodea. Varían territorialmente en función de las características geológicas del territorio y los recursos naturales disponibles. La unión de estos factores crea, a nivel arqueológico, el germen de una identidad cultural.

El Paleolítico superior, y en particular el Solutrense, será testigo de la elaboración de hojas de laurel de tamaños y usos variados, que son la muestra de un alto conocimiento técnico desarrollado por expertos talladores de sílex.

Las evidencias arqueológicas de restos de cuchillos o puñales durante el Neolítico y el Calcolítico en Europa, son a su vez, una muestra de una alta especialización artesanal que refleja la interacción entre grupos a nivel socioeconómico, fruto de la demanda por este tipo de producciones.
La elaboración de grandes láminas obtenidas por presión o percusión indirecta favorecerá la estandarización de la producción y una economía de la materia prima. Estos útiles pueden estar retocados. El retoque modifica intencionalmente la morfología inicial del soporte, con el objetivo de adaptarlo a un uso determinado. En este sentido, la elección y aplicación de un determinado tipo de retoque han de ser observadas desde una óptica tecnológica y no tipológica, puesto que son resultado de la aplicación de una operación de talla, condicionada por las características de la lámina o el elemento bifacial y el uso al que esté destinado.


El aporte de la experimentación en prehistoria tiene una aliciente especial porque está vinculado al redescubrimiento de los conocimientos técnicos desaparecidos de la memoria colectiva. La experimentación nos permite establecer una analogía con el material arqueológico y son una herramienta fundamental para el establecimiento de hipótesis empíricas, referenciadas y bien documentadas sobre la elaboración de un objeto. Estos resultados nos ayudan a revelar aspectos socioeconómicos de los grupos humanos en el pasado.

domingo, 4 de mayo de 2025

ENMANGUE DE PUNTAS DE ALETAS Y PEDÚNCULO EN ASTILES DE FLECHA

CURSO SOLUTRENSE: ENMANGUE DE PUNTAS DE ALETAS Y PEDÚNCULO EN ASTILES DE FLECHA
Belén Márquez Mora. Arqueóloga, Museo Arqueológico Regional de Madrid.
La presencia de puntas de pedúnculo y aletas se remonta a un momento del Paleolítico Superior en el que no hay constancia del uso del arco, el Solutrense. En ese momento sí que lo hay de la utilización de propulsores, para los cuales, las puntas se montan en una jabalina más larga que una flecha para arco.
La morfología de las puntas de pedúnculo y aletas solutrenses es similar a la de puntas del Neolítico, Calcolítico, Edad del Bronce y posteriores. Éstas, más recientes, son sin duda utilizadas como punta para flecha de arco. Pero ¿cuándo aparece el arco?:
No lo sabemos con seguridad, ya que, si es posible lanzar puntas solutrenses montadas en flechas para arco, no contamos con evidencias directas e incontestables en el registro arqueológico que prueben su uso como tal hasta el Mesolítico.
Antes de ese momento, han aparecido arcos en Manheim y Stellmoor, ambos en Alemania. Sin embargo, aquí las fechas no son fiables.  Las dataciones con las que se cuenta para  Manheim son 17.737 ± 165 cal BP ó 15.737 ± 165 cal BC. Es decir, a comienzos del periodo magdaleniense. Es un pequeño arco realizado en pino (Pinus sylvestris) de 37 cm de largo y con un diámetro que varía entre 2 y 2,3 cm (Rosendhal et al 2006)(ver fotografía adjunta).



El de Stellmoor, por su parte, está fechado entre 12.680-11.590 cal BP (Magdaleniense final). La desaparición de todo el conjunto de Stellmoor durante la 2ª Guerra Mundial hace que no se hayan podido repetir las dataciones con métodos modernos.  Al igual que el anterior, el arco estaba realizado en pino (Pinus sylvestris). Además, se recuperaron más de 100 astiles de flecha compuestas de dos partes: fuste (70 cm aprox) y antefuste (19-20 cm) (Rust 1943). Las puntas que se insertaban en los astiles eran las denominadas como puntas pedunculadas ahrenbourgenses.
El arco de Holmegaard (ver fotografía adjunta), de Dinamarca, data sin lugar a duda de la transición mesolítico-neolítico inicial (ca 8000 cal BP). Este estaba realizado en olmo  (Ulmus glabra). También aparecen astiles de flecha con microlitos en los laterales realizados con madera de Viburnum opulus (mundillo) (Clark, 1963; Rausing, 1967).  



Un último arco en contexto arqueológico destacable, es el de Tybrind Vig, también en Dinamarca, fechado en el Mesolítico final (4600-3200 BC). Aquí, además de un arco en madera de Ulmus sp., y restos de otros 20, aparece una punta de madera con punta redonda (Larsson, 1983; Andersen, 2013)
Aunque la fabricación del arco es, evidentemente, importante, y de gran complejidad, ningún arquero, por muy habilidoso que sea, puede disparar una mala flecha. Por el contrario, un buen arquero sí puede disparar con un mal arco (Alrune, 2012).
La flecha ha de estar bien balanceada con el fin de que vuele correctamente. Así, es importante en primer lugar la fabricación del astil. En contextos arqueológicos se utilizan diversas maderas para tallar los astiles. Una de ellas es la de viburno (p.e. Viburnum lantana, Viburnum opulus), en sus diversas variedades, que produce vástagos flexibles, resistentes y bastante rectos. Las ramas de este arbusto han de cortarse entre otoño e invierno. El representante arqueológico más conocido que usó viburno para fabricar sus flechas fue Ötzi. Sus 12 flechas están fabricadas con este material, y los antefustes en cornejo (Cornus mas).
Los ejemplos de astiles arqueológicos no son excesivamente abundantes, pero en general presentan una longitud destacable, llegando a medir, en el caso de Vinkel, alrededor de 1 m.

Localidad
Fecha
Madera
Longitud
Stellmoor
8800 BC
Pino
Ca. 83.5-98 cm
Loshult
7500 BC
Pino
92 cm
Holmegaard
6500 BC
Pino+viburno+abedul
Más de 86 cm
Vinkel
6000 BC
Pino
102 cm
Förstermoor
Ca 5000 BC
Corno
Más de 74,5 cm
Thayngen/Weier
3820-3584 BC
Viburno
Ca. 68 cm
Ötzi
3400-3200 BC
Viburno+cornejo
84-87 cm.
Madera y longitud de flechas arqueológicas (Modificado de Alrune et al, 2012).
Como no, además de con las escasas evidencias arqueológicas, contamos con los paralelos etnográficos. Pueblos cazadores-recolectores, e incluso alguno en el que la ganadería tiene cierta importancia, continúan fabricando sus flechas para la caza (p.e. Bosquimanos). Una vez obtenido el vástago que deberá ser relativamente recto, se acabará de enderezar, generalmente con ayuda del fuego. Una vez enderezado, se finalizará mediante raspado, ya sea con la ayuda de un instrumento tipo raspador, o muesca, o con la ayuda de una piedra abrasiva tipo arenisca.
Los astiles para flecha son objetos valiosos en el sentido de que el coste de su fabricación es alto, así una solución que se adopta desde tiempo prehistóricos es la de la colocación de un antefuste. Se trata de una pieza más corta de madera que se sitúa entre el astil principal y la flecha. De tal manera, que si se rompe el antefuste, la pieza que habrá que sustituir será más pequeña y fácil de reponer que el astil principal. Dicho antefuste se puede fabricar en la misma madera que el fuste, o en otra distinta, como es el caso, una vez más, de Ötzi.
 Por supuesto, otra de las piezas fundamentales de una flecha es la punta de piedra. La punta de pedúnculo y aletas facilita en gran manera el enmangue, ya que el pedúnculo encaja perfectamente en un astil de diámetro medio. Las aletas servirán para conseguir que una vez lanzada, la flecha quede perfectamente clavada y no se pueda arrancar salvo que se produzca un fuerte desgarro. En el caso de las puntas de aletas y pedúnculo es importante, al finalizar la talla, proceder al embotado del pedúnculo con algún objeto abrasivo con el fin de conseguir un extremo romo que no funcione como cincel en el astil en el momento del impacto. Como veremos después, para evitar este percance, por otra parte bastante común, es importante la colocación de la flecha de forma perpendicular a la dirección de los anillos de crecimiento.
Embotamiento del pedúnculo con arenisca.

Fractura del astil tras un tiro experimental.   
 El cajetín podrá realizarse directamente con una lasca, simplemente rebajando la madera, o realizando un par de ranuras opuestas de la manera que propone Baker (2000) en la fotografía adjunta.
Cajetin realizado con una lasca.

Cajetín realizando un par de ranuras opuestas.
En cuanto al tipo de resina que se podrá utilizar, tenemos evidencias en el registro arqueológico de un uso muy temprano de la brea de corteza de abedul (p.e. Cantera de Campitello, Italia, Pleistoceno Medio- Mazza et al 2006, o en Königsaue, Alemania, 80 ka, Koller et al 2001). Las flechas de Otzi estaban enmangadas con brea de corteza de abedul.
El uso de este adhesivo implicaba un conocimiento profundo de una tecnología compleja, ya que requiere en primer lugar el uso del fuego. La corteza se ha de calentar en ambiente reductor (ausencia de oxígeno). El control de la temperatura que no debe bajar de 340º ni sobrepasar los 420º es también esencial. Conseguir el control de todas la variables con la tecnología del paleolítico, es todo un hito.
Otro adhesivo frecuente es el que se obtiene ya en forma natural, como el alquitrán. Es muy corriente su uso en los yacimientos del Paleolítico medio del Próximo Oriente, como Umm-el-Tlel en Siria (Boeda et al 1996, 1998). Durante la larga secuencia del yacimiento se vino utilizando este material como adhesivo.
En Israel se ha documentado el uso de ocre mezclado con materia adhesiva vegetal para enmangar sus geométricos (Yacimiento neolítico de Gesher, Shaham et al. 2010).
Se puede mezclar también la resina con cera de abeja y carbón u ocre como aglutinante. La presencia de cera de abeja conseguirá que el adhesivo se pueda trabajar mejor y no se vuelva quebradizo.
Por último, la posición de la punta de pedúnculo y aletas es centrada en el astil, con el pedúnculo inserto en el cajetín elaborado para dicho uso, como hemos comentado anteriormente, a contraveta.
Flechas de Otzi. Presentan un pedúnculo muy largo que es el que se inserta en el cajetín (Brizzi y Brizzi 2012).

Una vez fijada la flecha al astil o antefuste con la resina, éste puede ser reforzado con la ayuda de una ligadura que puede ser vegetal o animal (tendón o tripa).



El emplumado, por último, tiene capital importancia a la hora de conseguir un vuelo correcto de la flecha. Hay que tener en cuenta que para una misma flecha hay que usar plumas del mismo ala. Son adecuadas las plumas de ganso, pavo o cisne. Aunque hay muchas otras que se usan, por ejemplo las de grandes rapaces.


Esquema de colocación de tres plumas.
Trabajo de la pluma: 1- Cortar a la longitud deseada; 2- El raquis se raspa para disminuir su grosor, 3- La pluma se abre por la mitad; 4- Se une al astil con la ayuda de resina, en ocasiones solo con ligadura y otras veces con resina y ligadura. 

BIBLIOGRAFÍA
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miércoles, 30 de abril de 2025

TALLA POR PERCUSIÓN DIRECTA CON PERCUTOR DURO

Juan Antonio Marín de Espinosa Sánchez. Sílex. Arqueología y Difusión del Patrimonio S.L 



Selección de nódulos y nucleos para comenzar el trabajo.


Estudio visual del nucleo seleccionado.


Comienza la percusión para adelgazar la pieza.



Ahora pasara el tallador a utilizar un percutor blando par terminar la pieza.



Talla por percusión directa con percutor blando


Percutores blandos de asta. 


La pieza se perfila. 


Y se termina. 


Barbastro, septiembre de 2013.

ABRIGO DEL FORAU DEL COCHO. ESTADILLA

ABRIGO DEL FORAU DEL COCHO. ESTADILLA

ARTE RUPESTRE EN ARAGÓN (1998-2018)* CATÁLOGO DE YACIMIENTOS DE HUESCA (110-111), por Manuel Bea Martínez (Coordinador) *Editado por el De...