martes, 8 de julio de 2014

EUROPA DURANTE EL SOLUTRENSE

Miguel Ardanuy Abad. Profesor-Tutor del Centro de la UNED de Barbastro. 


El frío y sus consecuencias en Europa durante el Último Máximo Glacial
Hace unos 22.000 años durante el Pleniglacial se alcanzó el máximo frío de la última glaciación. La temperatura media global bajó sobre 7º C con respecto a la actual, pero siempre en función de la latitud. En el norte las temperaturas bajaron mucho mas que en el sur, y en el interior continental disminuyeron mucho más que en las costas.
En Europa que es la parte del globo que nos interesa estudiar en este momento, la temperatura media continental pudo descender más de 15º C. Mientras en los trópicos la bajada de temperatura media fue de unos 5º C, pero fue intenso el cambio hidrológico y el del paisaje. Los períodos fríos fueron secos y con  la reducción de las precipitaciones  las grandes extensiones de selva fueron sustituidas por la sabana. Por ejemplo la extensión del Sahara fue mucho mayor que en la actualidad.
Durante el Pleniglacial, con el incremento del frío aumentaba el hielo en los continentes, se sustraía agua de los océanos y descendía el nivel de los mares. Con la máxima acumulación de hielo continental, el nivel de los mares bajó entre 120 y 140 metros con especto a la actualidad y como consecuencia grandes extensiones continentales hoy anegadas por las aguas quedaron al descubierto.
En el hemisferio norte la glaciación cambió el paisaje, los mantos de hielo y el suelo helado (permafrost) ocupaban permanentemente en invierno y en verano 27 millones de kilómetros cuadrados, el 40 % de las áreas continentales de Norteamérica y de Eurasia. 
Mantos de hielo en el hemisferio norte durante los períodos más fríos del Cuaternario (en blanco). Circulación superficial en el Atlántico (líneas blancas) y frente oceánico polar (línea roja). (Uriarte, 2009)

Los glaciales crearon dos enormes zonas ocupadas por hielos, una en Norteamérica, el manto Laurentino y otra al norte de Eurasia, el manto Finoescandinavo. El área de acumulación de hielo avanzaba en las épocas más frías hasta latitudes muy meridionales. El manto Finoescandinavo cubría Escandinavia y Finlandia. La máxima altura fue de unos 2.000 metros de espesor al norte del mar Báltico.
En dirección sur, los hielos cubrían el Báltico hasta Dinamarca y las llanuras del norte de Alemania y de Polonia, hasta el Berlín actual.
En dirección oeste, a través de la tundra, una llanura que hoy es el Mar del Norte, se pasaba del manto de hielo Finoescandinavo al manto de hielo Británico, que cubría parte de Gran Bretaña y casi toda Irlanda. El Canal de la Mancha se hallaba emergido y probablemente el Rin lo recorriera en su desembocadura. El descenso del nivel del mar hacía que una vasta extensión de la plataforma continental atlántica del noroeste de Francia y suroeste de Inglaterra estuviese emergida.
En dirección este, los límites del manto Finoescandinavo son todavía imprecisos. Los hielos alcanzan el norte de Siberia, pero no esta probado que en el interior continental alejado del Atlántico nevara tanto como para formar un casquete de hielo importante.
Un problema, todavía no dilucidado, es saber de dónde provenía la humedad suficiente para formar el enorme volumen de hielo acumulado con rapidez en los mantos continentales, especialmente en el Laurentino. 
Circulación durante la glaciación. A medida que masas de aire muy frío superficial (en punteado) son expulsadas hacia el sur desde el manto Laurentino y desde la región ártica, se crean flujos de retorno (líneas rojas) por sus bordes orientales que llevan hacia el norte aire cálido y húmedo, el cual suministra abundante nieve a los mantos de hielo. En la costa norteamericana del Pacífico, el relieve de las Rocosas (en marrón) facilita este retorno (fuente Leroux). (Uriarte, 2009)
Hay una teoría que prima la idea de que la humedad procedía de latitudes meridionales, incluso tropicales. Las aguas superficiales de las latitudes tropicales se mantuvieron cálidas o, incluso, en un primer momento aumentaron su temperatura. De esta manera aumentó el gradiente térmico meridiano, lo cual repercutió en un mayor transporte de humedad desde el Trópico hacia el Ártico. Durante la glaciación, al irse formando los grandes casquetes de hielo Laurentino y Finoescandinavo, el proceso de intercambio meridiano de masas de aire muy diferentes se agudizó. 

El Paleolítico Superior
El Paleolítico Superior comienza en el 40.000 BP y termina en el 10.000 BP aproximadamente, se caracteriza por la aparición en Europa del Homo Sapiens, en un territorio que sufre fenómenos climáticos glaciales con oscilaciones frías y calidas.
El pico del Máximo Glacial se establece sobre el 20.000 BP que es cuando el islandis alcanza su máxima extensión, cubriendo grandes superficies de los territorios septentrionales europeos que anteriormente hemos referido.   
Hacia el Sur, en la zona menos fría, los ecosistemas varían entre estepas y tundras combinadas con bosques de coníferas. En las zonas meridionales atemperadas por el Atlántico, se dan especies caducifolias y una vegetación mediterránea puebla la costa desde Gibraltar hasta los Balcanes. 
Bosque de coníferas. Ordesa, pirineo aragonés. 
Entre la fauna europea destacan las especies mas cazadas de herbívoros, el reno y el mamut, que llegan hasta las regiones del norte de la Península Ibérica y de Italia, estas dos son mas sensibles a los cambios climáticos que afectan a su nicho ecológico mas frío,  que el bisonte, caballo, el ciervo o el conejo, que ocupan nichos ecológicos mas atemperados. En espacios montañosos se desenvuelven, osos y felinos. 
Panel XXII de la Cueva de la Fuente del Trucho. Asque-Colungo (Huesca). Grabado de un oso.
Las culturas más representativas del Paleolítico Superior las establecieron Breuil y Peyrony a principios del siglo XX, a partir del estudio de la estratigrafía de las cuevas y abrigos del suroeste francés. Con el transcurso del tiempo y los nuevos datos aportados por las sucesivas investigaciones estas se han modificado o ajustado, aunque las secuencias básicas se mantienen (Muñoz, 2010).
El Paleolítico Superior en Europa se articula en tres grandes fases:
-          El P. S. Inicial: Auriñaciense y el Gravetiense.
-          El Paleolítico Superior Medio: Solutrense.
-          El Paleolítico Superior Final: Magdaleniense. 
Contexto cronocultural y subdivisiones del Paleolítico Superior. 
Muñoz, 2010 (modificado de E. García y S. Ripoll).
El Solutrense, su origen
El Solutrense es un periodo cultural del Paleolítico Superior en Europa occidental que se caracteriza por la brusca aparición de una serie de instrumentos líticos que se clasifican entre los más elaborados de este periodo: las puntas solutrenses.
El Solutrense para muchos investigadores siempre ha sido un misterio, en el aire han estado dos cuestiones, el lugar que ocupaba en el marco cronoestratigráfico y en el cultural, y su origen indígena o extranjero.
Lo que llamamos hoy Solutrense, fue descubierto hace siglo y medio aproximadamente en unos sitios del suroeste y este de Francia, Laugere-Haute y Solutré. Desde entonces y hasta ahora se mantienen para algunos investigadores las dudas sobre su origen, poniéndose en tela de juicio siempre la idea más sencilla, es decir, un desarrollo tecnológico in situ y manteniéndose las tesis de una invasión, bien del este de Europa o del norte de África (Straus, 2012).
Son tres las hipótesis más contrastadas que podemos tener en cuenta para explicar el origen del Solutrense y su expansión. La primera plantea que llega a Francia y España desde el este y centro de Europa a partir del Szeletiense, la segunda propone el origen Ateriense norteafricano y la tercera entiende que es una evolución en los sitios de las culturas precedentes del suroeste francés, de las que derivaría el Solutrense, siendo esta propuesta la que tiene mas aceptación hoy en día (Muñoz, 2010). 

Donde se desarrolla el Solutrense y en que condiciones
El Solutrense se desarrolla en Francia, la Cornisa Cantábrica y Cataluña (el llamado Solutrense Clásico), y en el resto de la Península Ibérica (Solutrense Extracantábrico o Ibérico) entre el 22.000 y el 17.000 BP.
Es un periodo sometido a un frío intenso y seco, el del pleniglacial, que produce grandes espacios abiertos y una fauna dominada por el reno. Climatológicamente abarca desde el final del Würm III y el principio del Dryas I, con breves atemperaciones en los interestadios de Laugerie y Lascaux. 
Cuadro general del cuaternario (Sanchidrian, 2005)
¿Cómo responden los solutrenses a la crisis?
  Straus llega a pensar que el fenómeno del Solutrense reflejó la suma de las respuestas humanas a la crisis, por eso tiene mucha importancia el refugio ecológico y humano del suroeste de Europa durante el último glacial, un espacio geográfico más cálido que permitió mejores condiciones para el desarrollo de la vida de las plantas y de los animales.
Comienzan en latitudes septentrionales donde el clima frío y seco era más intenso, y consistieron primero en la concentración demográfica en el sur de Francia y en la Península Ibérica, en zonas que proporcionaban, caza, abrigo, combustible y agua.
Responden los solutrenses con una carrera armamentística que les permita asegurar la muerte de los animales (Teoría de los artefactos líticos seguros. Bleed, 1986). Para ese fin utilizan nuevas tecnologías, encabezadas por las puntas, unos proyectiles, caros y frágiles, pero muy efectivos sobre todo cuando se utilizaban con otro invento suyo, el propulsor.
Cada grupo humano responde con estilos diferentes a esa necesidad de mejorar los proyectiles para hacerlos más efectivos y propiciar la caza, unos construyen las puntas de muesca, otros las puntas asimétricas, las romboidales, las de base cóncava o las de pedúnculo y aletas.  
Foto del Laboratorio de Estudios Paleolíticos de la UNED.
También comenzaron a utilizar la aguja con ojal y posiblemente las redes y las trampas, como atestiguan los restos hallados en yacimientos solutrenses de Levante, Portugal, el Cantábrico y Andalucía.
Otra respuesta para garantizar la subsistencia del grupo fue el uso de la caza  masiva de renos y caballos, tanto en Francia donde tenemos las evidencias de Dordoña y Solutré, como en la Península Ibérica.  
Dibujo de caza masiva en Solutré. Louis Figuier (1873)
Y quizás el incremento del arte rupestre en los territorios solutrenses fue también otra respuesta a la crisis, si lo relacionamos con los ritos para favorecer la caza, o con los de iniciación para transmitir información a los jóvenes, con una función ideológica o social para reforzar el espíritu de grupo, para responder a la situación tan difícil que los humanos se encontraron durante la crisis pleniglacial. 

La población de Europa en el Solutrense y sus relaciones
Actualmente se entiende que había varios centros de población humana en el suroeste de Europa en el pleniglacial, estas zonas pobladas estarían separadas por amplios espacios despoblados mas o menos en función de las condiciones climáticas y sobre todo de las precipitaciones a lo largo de mas de tres mil años del Solutrense.
Imaginamos que la población humana de Europa disminuyó como consecuencia de la crisis producida por el frío seco del Máximo Glaciar, viéndose obligados a ocupar las áreas donde las condiciones de vida eran más favorables, en ellas, los grupos solutrenses podrían haber sido numerosos obligados a concentrarse por la presión climática.  Estas áreas favorables son por ejemplo, el valle del Dordoña, la actual Bahía de Santander, el este de Asturias, Serinya en Gerona, Valencia, Málaga y la Estremadura portuguesa. 
El Solutrense en Europa. (Straus, 2012)
Las puntas en estas regiones, aunque con estilos diferentes tienen numerosas similitudes tecnológicas y artísticas,  que hacían de las variedades solutrenses regionales una unidad creada seguramente por las redes sociales, manifestadas por la difusión interregional de objetos y concepciones mentales para la fabricación de los mismos, sobre todo de puntas (Straus, 2012).
Las redes se manifiestan claramente en el Magdaleniense medio o superior, pero en el Solutrense tenemos ya indicios de la presencia de puntas de base cóncava posiblemente de origen asturiano y del oeste de Cantabria, en el este de Cantabria, País Vasco español y francés, y Pirineo francés, o la distribución de las puntas de pedúnculo y aletas desde el Parpalló en Valencia hasta la Estremadura portuguesa pasando por Andalucía oriental y occidental, y llegando hasta el Algarve según los últimos descubrimientos.
Recordemos que estamos viviendo tiempos de crisis en los que los contactos humanos son esenciales para el intercambio de información sobre la caza y las condiciones de vida de las diferentes áreas,  para la búsqueda de pareja mas allá de los grupos familiares y para reforzar la solidaridad entre grupos que permita el sustento en inviernos malos, cuando la caza se agota o mueren los mejores cazadores de la banda.
Para Straus: la seguridad social del Paleolítico consistía en las relaciones mantenidas entre bandas e incluso entre zonas ecológicas, y estas se manifiestan arqueológicamente en la forma de objetos donados de mano en mano o en ideas para copiar objetos lejos de sus lugares de invención pasadas de cerebro en cerebro, incluso por viajes (“aventuras” espirituales y sociales como las de los aborígenes australianos de presente etnográfico) a través de “las marcas” del mundo Pleniglacial.
La tecnología solutrense de las puntas líticas a retoque invasor, de muesca o de pedúnculo se extendió entre los grupos humanos que ocupaban las zonas habitables de Francia y la Península Ibérica de manera generalizada pero adquiriendo en cada una de ellas el estilo de puntas que hoy  reconoces en el registro arqueológico. 
Ejemplo de registro arqueológico. Photos 2, 3, 4: fragments de feuilles de laurier dans le carré Q4 
Le site des Maîtreaux. Après les fouilles de 2003 ci-dessus et ci-contre : fragments de feuilles de laurier sur les lieux de leur découverte. 2000.
Como hemos mencionado con anterioridad, y como ejemplo, hay puntas de muesca de tipo Cantábrico y puntas de pedúnculo y aletas levantinas en Portugal. Los contactos sociales existieron entre Portugal y la zona cantábrica y levantina, también entre el País Vasco español y Aquitania, y entre Cataluña y el Rousillon.
Posiblemente los territorios solutrenses se extendieron y se contrajeron en función de los cambios climáticos del Último Máximo Glacial. Lo manifiestan los yacimientos solutrenses al sur de la cuenca parisina de Francia y en el interior de la Península Ibérica en la región de Madrid-Guadalajara. La extensión de los territorios habitados por los solutrenses no se refuerza hasta las tibias mejoras a lo largo del Dryas I

El rápido final del solutrense
En Francia las puntas solutrenses desparecieron pronto, sobre unos 18000 años BP, según los datos aportados por J. Clottes, tal vez a raíz de una pequeña mejora del clima en el Estadio Groenlandia 2.
Fue el Badegouliense  el que tomo su lugar, aunque esta demostrado que a pesar de la desaparición de las grandes puntas foliáceas y de muesca hubo una continuidad tecnológica básica (Straus, 2012). El Badegouliense fue contemporáneo del Solutrense final en Iberia. Las ultimas puntas solutrenses del Cantábrico datan de unos 17.000 años BP y las de la España Mediterránea de unos 16.500 BP. 
A lo largo del Paleolítico Superior siempre hubo una alternancia entre conjuntos arcaicos y otros mas avanzados, y este fenómeno existía en paralelo con los cambios en la clase de los proyectiles.
Para Straus las preguntas que quedan en el aire son: ¿Por qué las puntas solutrenses fueron sustituidas progresivamente por azagayas de asta con o sin elementos laminares cortantes? ¿Por qué comenzó esta sustitución en el suroeste de Francia, luego en el cantábrico y para terminar en el mediterráneo?  
Harán falta más estudios sobre la subsistencia durante el último Máximo Glacial en Francia, Portugal y España para ampliar los existentes y poder contestar estos interrogantes.

Para Straus “el Solutrense es un periodo de contracción hacia el sur del mundo habitado y de innovación y supervivencia humanas en la Europa Occidental de la crisis climática del Pleniglacial; pero no significa una oleada de invasores venidos del este o del sur. Son europeos del oeste que tenían que enfrentarse con los difíciles retos de su tiempo; como es el caso hoy”

Bibliografía
Espacio Tiempo y Forma. Serie I, Prehistoria y Arqueología. Nº 5 (2012). De punta a punta. El Solutrense en los albores del siglo XXI. Consultado el 19 de mayo de 2014 en http://e-spacio.uned.es/revistasuned/index.php/ETFI

Le Maîtreaux. Un atelier de taille solutréen (2001). Consultado el 21 de junio de 2014 en http://lesmaitreaux.free.fr/occupation.htm

Ripoll, S. (Coord) (2010): Prehistoria I. Las primeras etapas de la humanidad. Editorial Universitaria Ramón Areces. Madrid. 

Sanchidrián, J. L. (2005): Manual de Arte Prehistórico. Ariel Prehistoria. Madrid. 

Straus, L. G. (2012): El Solutrense: 40 años de reflexiones por un arqueólogo Norteamericano. Consultado el 19 de mayo de 2014 en http://e-spacio.uned.es/revistasuned/index.php/ETFI/article/view/4768/10357 PDF

Uriarte, A. (2003). Mantos de hielo durante el último máximo glacial. Consultado el 1 de abril de 2014 en http://www.tiempo.com/ram/722/mantos-de-hielo-durante-el-ultimo-maximo-glacial/




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