CURSO SOLUTRENSE: “APROVECHAMIENTO DE RECURSOS CÁRNICOS DURANTE EL SOLUTRENSE”
Pablo López Cisneros. Doctorando del Dpto. de Prehistoria y Arqueología. UNED.
Pablo López Cisneros. Doctorando del Dpto. de Prehistoria y Arqueología. UNED.
1.- Introducción: Zooarqueología y Tafonomía ¿qué son? ¿para
qué sirven?
Hasta los años 60 los estudios óseos se encuadraban fundamentalmente en el ámbito de
la paleontología, centrándose principalmente en el estudio de todos los
procesos naturales, biológicos o geológicos, pero excluyendo en cualquier caso
los aspectos culturales y todo aquello relacionado con los grupos humanos. En
estos primeros momentos, el estudio de los conjuntos de fauna se limitaba en el
ámbito arqueológico a su utilización como marcadores cronológicos y
paleoclimáticos, lo que conllevaba una recogida selectiva de los restos óseos
que de manera significativa han condicionado los estudios taxonómicos y los
patrones esqueléticos resultantes, afectando por lo tanto a la interpretación
de algunos yacimientos arqueológicos.
En
los últimos años los análisis faunísticos se han convertido en imprescindibles
en cualquier proyecto arqueológico, ya que ofrecen una gran cantidad de
información relacionada con los patrones económicos y de subsistencia de los
grupos humanos, así como datos relativos a sus pautas conductuales.
Son
numerosas las disciplinas que conforman el estudio integral de los restos óseos
documentados en contextos arqueológicos, denominado Zooarqueología o
Arqueozoología, tales como: la paleontología, la tafonomía, la osteología, la
paleoecología, la paleoetología, la bioestratigrafía, etc.
En
conjunto todas estas ciencias tratan de dar respuestas a todo tipo de
interrogantes relacionados con los restos óseos, como las relacionadas con las
técnicas de aprovisionamiento animal, los diferentes comportamientos
subsistenciales, las estrategias de adquisición (caza, carroñeo, recolección,
caza especializada, etc.), el tratamiento y procesamiento de los animales
muertos, la utilización del animal como materia prima, alimento o rol social.
También busca reconstruir el paleoambiente, el paleoclima, la potencialidad de
los nichos ecológicos, la estacionalidad, la procedencia, evolución y
dispersión de las especies, la biocronología, etc.
El
empleo de los términos Zooarqueología o Arqueozoología puede realizarse de
forma indistinta, aunque el término Zooarqueología está vinculado al círculo
académico americano y anglosajón (en el cual los investigadores proceden del
mundo de la geología y la biología, así como también de la antropología), y el
término Arqueozoología es el aplicado principalmente en contextos europeos
(cuyos investigadores proceden del mundo de la geología y la biología).
Con
la Zooarqueología se puede obtener información concerniente a la identificación
taxonómica, la estimación de la edad de la muerte, la estacionalidad, los
perfiles esqueléticos o las mediciones biométricas con las que identificar
sexos, tallas o razas. Sin embargo, sólo con esta disciplina no se puede
interpretar lo que sucede en un yacimiento. Prueba de ello son algunos errores
cometidos en las interpretaciones de algunos yacimientos arqueológicos, como
por ejemplo los conocidos conjuntos óseos asociados a artefactos líticos de
Olduvai o Torralba y Ambrona que diversos autores como Leakey, Howell y Freeman
entendieron como acumulaciones producidas por el ser humano.
El
término tafonomía fue acuñado y definido por Efremov en 1940, éste paleontólogo
ruso lo definió como la “la ciencia de las leyes del enterramiento”, al
observar que ciertas acumulaciones óseas son el resultado de la intervención de
varios procesos, que ha su vez se han visto alterados por otros procesos. Con
la tafonomía se estudian los procesos que influyen en la formación de un fósil,
comenzando con la muerte del individuo hasta llegar al investigador que lo
analiza. Estudiar el enterramiento de restos orgánicos implica su transición
desde la biosfera (donde viven) a la litosfera (donde quedan sepultados), y
posteriormente, los procesos de recuperación de fósiles. Por ejemplo, algunos
investigadores seleccionan muestras óseas sesgadas que pueden dar lugar a
interpretaciones equívocas. Un análisis tafonómico nos puede decir muchas cosas
sobre los huesos. Puede revelarnos qué agente ha producido la muerte del ser y
qué fenómenos han intervenido (como las actividades alimenticias que se dieron
en torno al cadáver, la dispersión de sus partes, los mecanismos de
putrefacción, etc.).
Así
como hemos podido comprobar, la tafonomía completa y contextualiza los datos
zooarqueológicos. De esta forma los estudios zooarqueológicos en combinación
con los tafonómicos proporcionan datos importantes sobre la estacionalidad en
la ocupación de los yacimientos, las estrategias de subsistencia, los usos
económicos, la domesticación de animales, las manipulaciones genéticas, la
paleoecología, etc.
2.- Principales agentes responsables que intervinieron sobre
los huesos
Para
la interpretación del registro zooarqueológico, el análisis de las superficies
externas de los huesos es de gran importancia, puesto que pueden contener
evidencias directas de los agentes que intervinieron en la manipulación de los
restos óseos de un yacimiento. ¿Cómo sabemos qué agente es el responsable? El
tipo de marcas halladas en un hueso, su ubicación y cantidad pueden ser
características de fenómenos concretos, entre los que destacan:
Meteorización: Pérdida de
humedad que sufren los huesos al quedar expuestos, se manifiesta mediante
exfoliación, descomposición, grietas, etc. Constituye una pérdida de peso,
tamaño y densidad del hueso.
Agua / Hielo: Abrasión,
dispersión y transporte. También descalcificación, rodamiento, desconchamiento,
fracturas, etc.
Minerales: Pérdida de
minerales (desmineralización) destruyendo el colágeno del hueso y provocando
cambios en su coloración, sus bordes se vuelven romos, aparecen pátinas,
porosidad. También se puede producir el efecto contrario, la mineralización,
con un aporte de peso, cristalización, etc.
Vegetales: Las plantas al
buscar nutrientes en los huesos propician la aparición de ciertas bacterias y
hongos, provocando alteraciones.
Aves: Al consumir la
carne adherida en los huesos provocan una serie de alteraciones.
Carnívoros: Al igual que
las aves al consumir la carne adherida y rechupetear los huesos provocan una
serie de alteraciones sobre estos.
Roedores: Al igual que
los dos anteriores, también producen alteraciones en el hueso.
Herbívoros: En ocasiones consumen
huesos para aportar calcio a su dieta, dejando una serie de alteraciones sobre
el hueso.
Bacterias,
Insectos y Microorganismos: Los efectos son muy variados según el agente, pero
la acción de todos ellos sobre el hueso provoca alteraciones.
Humanos: La actividad
humana, las marcas de corte y las de percusión son las evidencias más claras de
la acción antrópica, las primeras (MC) provocadas por el procesado cárnico y
las segundas (MP) a la fracturación del hueso para el consumo del tuétano.
2.1.- Procesos tafonómicos antrópicos
Son
los realizados por el ser humano a la hora de procesar a sus presas. Entre las
alteraciones que provocan podemos distinguir:
Marcas de
Corte: Son el resultado directo de la interacción mecánica entre un útil lítico y
una superficie ósea como consecuencia de la manipulación antrópica de una
carcasa animal y de la extracción de carne. Se caracterizan por su sección en
forma de V, más profunda y estrecha que las marcas de dientes, con presencia de
microestriaciones en su interior. Existen varios tipos y funcionalidades.
Tipos
Incisión: Son surcos de
forma lineal producidos por presión con un filo cortante. Su longitud,
profundidad y anchura es variable, tiene sección en V y microestrías finas,
múltiples y paralelas en su interior. Su orientación va en el mismo sentido que
el corte. Pueden tener orientación longitudinal, transversal u oblicua respecto
del eje del hueso.
Estrías: Surcos sobre
superficies trabajadas que pueden presentarse aisladamente o en grupos, de
tamaño variable
Raspado: Alteraciones
someras en las que incide un objeto cortante transversalmente sobre una
superficie con un filo oblicuo. Se producen de forma reiterada con el fin de
rebajar de forma uniforme una determinada superficie. Suelen emplearse para la
realización de industria ósea o el trabajo sobre asta.
Tajos: Cortes
profundos y anchos con sección en V y microestrías, que sirven para el corte de
tendones y la desarticulación.
Funcionalidad
Desollado: Marcas cortas
de contacto entre la piel y el hueso. Las marcas son cortas, profundas con
sección en V y microestrías según el tipo de materia prima y el útil
utilizados. Aparecen en las falanges, los huesos articulares (carpos y tarsos),
y en la base de la mandíbula y el cráneo. Se producen en la acción de quitar la
piel a la presa para poder desarrollar la desarticulación y el descarnado más
fácilmente.
Desarticulación: Marcas
profundas y cortas, pueden presentar microestrías según la materia prima del útil.
Afecta a las metadiáfisis, a la base del cráneo y los cóndilos de la mandíbula.
Realizadas al separar las articulaciones para poder descarnar la presa de una
manera más cómoda y eficaz.
Descarnado: Marcas de
aspecto alargado con orientación longitudinal o transversal al eje del hueso,
sección en V y microestrías según la materia prima del útil. Afectan a las
diáfisis. Son consecuencia de la acción de quitar la carne del hueso.
Evisceración: Marcas cortas
con sección en V sobre las costillas. Se producen al separar las vísceras de
los animales.
Marcas de corte |
Marcas de
Percusión: Son los impactos producidos al entrar en contacto un
percutor con la superficie ósea. De forma más o menos redondeada pero irregular
en su contorno, están asociadas a la presencia de microestrías (en el interior
o el contorno) debidas a un ligero desplazamiento del martillo o del hueso. Su
presencia se debe al intento de acceder al contenido medular de los huesos, por
lo que su localización en elementos concretos o en lugares determinados indicaría
el intento de aprovechamiento u optimización de este recurso.
Marcas de percusión |
Fracturación: Tiene como
finalidad la apertura del hueso para acceder a su contenido medular.
Fracturación |
Cremación: Como su
propio nombre indica es la acción de procesar los huesos mediante el calor, se
pueden diferenciar distintos grados en función de la temperatura alcanzada en
el proceso.
2.2.- Procesos tafonómicos biológicos
Son
los realizados por otros seres vivos diferentes al ser humano a la hora de
llevar a cabo su alimentación. Entre las alteraciones que provocan podemos
distinguir:
Marcas de
Diente: Los dientes de los carnívoros al manipular los huesos y consumir sus
paquetes musculares entran en contacto con las superficies óseas dejando
improntas de variada tipología como son los pits o fosas, scores
o surcos, punctures o perforaciones y furrowing o mordisqueo.
Dependiendo de la localización y cuantificación de estas tipologías podemos
distinguir entre unos carnívoros y otros.
Marcas de
Roedores: Tienen forma de surcos profundos y cortos, de morfología ancha y plana,
que suelen aparecer agrupados y en forma radial (aunque esta también puede ser
caótica o desordenada), creando estriaciones paralelas con bordes rugosos y
paralelos.
Marcas de Aves:
Las marcas más habituales son perforaciones producidas por la acción
mecánica del pico sobre el hueso. Al igual que en el caso de los carnívoros
aunque en menor grado, también se observan alteraciones químicas y corrosiones
causadas por los ácidos digestivos. También producen surcos de fondo plano,
liso y redondeado de aspecto ancho con las garras y los picos. Generalmente
estas marcas aparecen en animales de talla pequeña, especialmente
micromamíferos y lagomorfos. Aunque también se han observado algunas
alteraciones sobre macromamíferos.
Marcas de
Herbívoros: Los ungulados realizan un mordisqueo que se suele dar
sobre astas y huesos largos, lo que puede deberse a la necesidad de estos
animales de adquirir fósforo u otras sales presentes en los huesos que no están
incorporadas en su dieta vegetariana. Las alteraciones que ocasionan son surcos
curvos de crestas y valles agudos muy irregulares, en forma de pala, producidos
por los incisivos.
Vermiculaciones: Se producen
cuando la superficie ósea entra en contacto con la acción de los ácidos
vegetales de las raíces de las plantas, y con los hongos asociados a su
descomposición. Son de aspecto sinuoso, anárquico e irregular, distribuidas de
forma caótica y con ramificaciones, de fondo ancho, plano y sección en forma de
U, con una coloración oscura. Su concentración puede llegar a eliminar otras
posibles alteraciones.
Insectos y
Bacterias (Bioquímicas): Se crean al forman colonias de hongos y bacterias
en las superficies de los huesos alterándolas. Primeramente se produce un
cambio de coloración del hueso al que sigue una exfoliación, generando unas
marcas que se asemejan a surcos y fosas, estas pueden ser superficiales o
profundas.
2.3.- Procesos tafonómicos no biológicos
Son
alteraciones naturales en los elementos óseos por agentes diferentes al ser
humano y que carecen de un origen biológico. Entre las alteraciones que
provocan podemos distinguir:
Trampling (o
marcas de pisoteo): Suelen aparecer en elementos planos como costillas, o en
diáfisis, y se producen por el roce o la frotación de las partículas
sedimentarias sobre la superficie ósea. Pueden confundirse con las marcas de
descarnado.
Weathering (o
alteración subaérea.): Es una desecación resultado de una combinación de
procesos físicos y químicos que terminan por provocar la exfoliación,
descomposición, degradación y desintegración del hueso.
Procesos
eólicos e hídricos: Las corrientes eólicas e hídricas según su fuerza pueden
mover y transportar los restos óseos, produciendo abrasión, rodamiento y
fragmentación.
Físico –
Químicas: Dentro de esta alteraciones se integra una gran cantidad de procesos que
pueden causar multitud de alteraciones. La más destacada son las producidas por
la disolución química.
3.- Estrategias de subsistencia en el Solutrense
En
lo referente a las estrategias de subsistencia en ambas zonas presentan ciertas
preferencias por las especies de medio y pequeño tamaño (ciervo, cabra y
rebeco), en especial de ciervo y cabra, aunque en algunos lugares como en El
Catillo y Cataluña se da una preferencia por el caballo, o el Sarrio en Amalda.
Al mismo tiempo observamos otra serie de semejanzas, ya que en ambos
territorios la especialización se produce de forma progresiva:
En el
Mediterráneo observamos cierta especialización de caballo (Cataluña)
y ciervo o cabra según el medio (Valencia y Andalucía). Distinguiendo dos
etapas: una al principio más leve, y otra más intensa en el Solutrense Superior
y Evolucionada. En algunos lugares se muestra como más diversificada, como Cova
Beneito o Parpalló, que coinciden con ser lugares abiertos a gran cantidad de biotopos
y por tanto, de posibilidades.
En el Norte, de la misma
forma, apreciamos como la especialización es progresiva y va aumentando según
avanza el tiempo, culminando en el Solutrense Superior. Al igual que ocurre en
el Mediterráneo junto a esta especialización hay algunos yacimientos que
muestran un espectro diversificado como El Buxu, Cueto de la Mina, Urtiaga,
Santimamiñe o Ermittia que coinciden por su situación abiertos a gran cantidad
de entornos.
Observamos
en el Solutrense peninsular una ligera tendencia especializada en los ungulados
de tamaño medio y pequeño, junto a la despreocupación de las especies de gran
tamaño. En el comienzo del Solutrense se sigue esta tendencia, y tiende a
acrecentarse en las fases sucesivas de este período. Pero junto a estas
estrategias algunos yacimientos mantienen cierta diversificación, que debe
entenderse por su situación geográfica, abierto a una gran cantidad de nichos.
La especialización responde a los condicionantes del medio, de tal manera que
nunca encontraremos un yacimiento de montaña especializado en ciervo, ni un
asentamiento de valle en cabra (aunque si se pueden registran porcentajes
altos). Esta dependencia del medio la muestran los yacimientos, que están
abiertos a multitud de ambientes, los cuales indican diversificación.
También
en ambas zonas se aprecia un claro aumento de los individuos infantiles en
todas las especies, aunque siguen siendo los adultos los predominantes, lo que
ha sido interpretado por diversos autores como caza especializada de manadas de
hembras y crías (Altuna, Straus) o a indicar una caza de manadas en las
estaciones de cría y otra individual en invierno (Quesada). En cualquier caso
el aumento de infantiles es una tendencia iniciada ya en el Musteriense y
mantenida en el Paleolítico Superior Inicial, y como observamos continuada
ahora.
En
cuanto a las estrategias de ocupación podemos observar una ocupación más
intensa de los asentamientos y un posible crecimiento demográfico. Además se da
una ocupación de los yacimientos en todas las estaciones del año, y en algunos
casos se da alternancia según las estaciones.
3.1.- El Solutrense en el Cornisa Cantábrica
El
Solutrense de la Cornisa Cantábrica es sin lugar a dudas la zona con más datos,
yacimientos y estudios que disponemos para hablar de la subsistencia en el
Solutrense peninsular. La gran cantidad de yacimientos nos proporcionan una
gran cantidad de información.
Casi
todos los autores coindicen en señalar que a partir de esta fase (Solutrense)
se inicia y se impone una especialización cinegética en ciervo o cabra según el
entrono. Pero Altuna y Quesada diferencia dos fases, una primera de
diversificación y otra de progresiva especialización que comienza en los
momentos de máximo frío. Esta especialización de la caza va ligada y en función
de dos factores: el clima y el medio.
Son
el ciervo y la cabra los principales recursos alimenticios, siendo el caballo y
los bóvidos apenas consumidos, continuando así la tendencia de progresiva
disminución que se da desde el Paleolítico Superior Inicial. Los carnívoros
también siguen el mismo proceso. Por último, aquellos recursos calificados como
otros, parecen aumentar respecto a otros períodos, son los conocidos como
recursos secundarios entre los que destacarían el marisqueo o la pesca.
Durante
todo el transcurso del Solutrense podemos apreciar un aprovechamiento bastante
similar:
Los yacimientos especializados en
ciervo están todos en unas condiciones geográficas similares, pues todos se
encuentran sobre lugares no muy altos, entre cotas próximas al nivel del mar y
los 400 m ,
además no están muy alejados de la costa, sobre valles ciegos, colinas y zonas
de abundante vegetación, los cuales sirven de refugio en los momentos de máximo
frío. Algunos de estos yacimientos como Balmori, Cueto de la Mina, Riera, Las
Caldas y Chufín (situados todos ellos en Asturias y los tres primeros en
concreto en Llanes), están en una zona privilegiada, ya que están al pie de una
sierra a escasa distancia del mar, lo que propicia que algunos de estos niveles
tengan una amplia biodiversidad y que pueda albergar poblaciones sedentarias.
Lugares especializados en cabra y
rebeco, a excepción de la Riera y Caldas, son yacimientos situados en biotopos
de montaña o media montaña, y en los casos de la Riera y las Caldas no extraña
la presencia de estos animales, al estar cerca estos lugares.
El caballo sólo es el principal aporte
del Castillo, debido a las zonas de llanura y pradera próximas.
Hay otros yacimientos no especializados
que aunque tienen una especie dominante se ve que varios taxones comparten los
primeros puestos. En Chufín y Aiztbitarte destacan el ciervo y el sarrio,
gracias a su situación en el interior abiertos a varios biotopos de media
montaña bien abrigadas. Lo mismo ocurre en Ermittia, con predominio de cabra,
sarrio y carnívoros que concuerdan con los alrededores.
Urtiaga es distinto ya que se ubica en
una zona próxima a la costa y donde la especie dominante debería ser el ciervo,
pero en momentos de mucho frío como es este caso, puede que se convirtiera en
un entorno favorable para el reno, lo que justifica su alta representación
junto a la cabra, que en los momentos de mucho frío baja a cotas más bajas.
Con estos datos
podemos reconstruir varios patrones de ocupación:
Cazaderos temporales
Campamentos satélites de campamentos
mayores
Campamentos temporales en lugares de
paso hacia el interior
Campamentos estacionales
Todo esto nos indica que hay una gran
variedad de estrategias, y que pueden darse grupos móviles que se trasladan de
la costa al interior según las estaciones, así en las estaciones frías se
permanecería en la costa y en las cálidas se trasladarían al interior. Otros
grupos serían estáticos en torno a zonas determinadas, como los del entorno de
La Riera.
3.2.- El Solutrense de la Fachada Atlántica y el interior peninsular
Los
datos disponibles para el Solutrense en la meseta y la fachada atlántica son
prácticamente inexistentes, debido a que no se han llevado a cabo estudios de
este tipo. Áreas como las del interior peninsular tienen muy pocos análisis
zooarqueológicos.
Además,
nos encontramos con una escasez de sitios correspondientes al Paleolítico
Superior, debido a la carestía de conjuntos cársticos, ya que la ausencia de
cuevas provoca una mayor ocupación de los asentamientos al aire libre, los
cuales tienen una peor conservación que los yacimientos en cueva al estar
expuestos a mayores fenómenos erosivos; del mismo modo su localización
diseminada por el paisaje es también más difícil de localizar. Otro problema es
la menor tradición investigadora respecto a la cornisa cantábrica o el
mediterráneo. También hay que añadir otros problemas como los relativos a la
escasa representatividad de las muestras, los escasos metros cuadrados excavados,
la conservación diferencial, la escasez de análisis multidisciplinares, etc.
Para
la fachada Atlántica sólo disponemos de dos niveles portugueses que además
tienen muy pocos restos. En estos se da un predominio de carnívoros, y en el
caso de Casa do Moira los ungulados son muy reducidos. Este yacimiento se
interpretó como un lugar donde homínidos y carnívoros realizaron actividades,
pero más bien parece ser un lugar en el que el único agente activo fue algún
carnívoro. En Algar do Casais no se aprecia indicio de especialización y
también la presencia de carnívoros es importante, por lo que es estas cavidades
los homínidos no debieron de estar mucho tiempo.
Los
yacimiento del interior peninsular (meseta) para el Solutrense tienen escasas
referencias. Por un lado tenemos el nivel de Abauntz con presencia de rebeco,
cabra, ciervo, caballo, Bos (vaca) y Coelodonta (rinoceronte). A pesar de su
rica variedad taxonómica ningún animal supera la treintena de restos, por lo
que la muestra ósea es poco representativa. Además carece de análisis
tafonómicos que determinen que agentes intervinieron. Otros asentamientos
solutrenses con fauna son los próximos a Madrid, pero la descontextualización
de sus restos y los problemas mencionados anteriormente, hacen que no podamos
sacar muchas conclusiones de ellos. Estos yacimientos son por ejemplo: el
Sotillo, Atajillo del Sastre, Nicasio Poyato, Valdivia, etc. En ellos se han
encontrado restos de proboscideos (elefantes), caballos y ciervos.
3.3.- El Solutrense en el Mediterráneo
El
Solutrense de la Vertiente Mediterránea está mejor tratado que el de la zona
atlántica, pero el número de yacimientos y niveles es inferior al que se
produce en la región cantábrica.
Para
analizar esta región nos centraremos en los ungulados, ya que son los
principales aportadores cárnicos. Precisamente en estos se aprecia una cierta
especialización, ya que en todos los niveles, exceptuando 3 de Cova Beneito, 2
de Les Mallaetes y 2 de Parpalló, los ungulados superan el 60%.
En
los yacimientos catalanes se distingue especialización sobre caballo, algo que
en L’Arbreda ya se producía en otras fases paleolíticas. Aunque se aprecia
alguna oscilación en función del clima, así el nivel más templado indica una
reducción de caballo y un ligero aumento de ciervo, mientras que el nivel más
frio, no sólo tienen las especies típicas de un clima más frío (capra y rupicapra) sino que también muestra un aumento de Equus, lo que implica un aumento del
medio abierto y una reducción de las zonas más boscosas.
Los
yacimientos andaluces muestran una especialización en ciervo o cabra, según el
medio circundante, así la cabra se correspondería con el entorno de Ambrosio y
el ciervo con el de Higuera de Motillas.
En
Valencia y Alicante, la especialización no es tan acusada, así en Cova Beneito
esta no se da, debido posiblemente a las amplias posibilidades que ofrece el
medio, de tal manera que predomina la cabra junto al ciervo con valores
bastante altos. En los otros yacimientos se aprecia cierta especialización en
cabra, ciervo o rupicapra. En Les
Mallaetes el medio abrupto condiciona la predominancia de cabra. Mientras que
en el Parpalló el medio es favorable para el ciervo y la cabra, predominando
uno u otro según el clima.
En
lo que se refiere a otros taxones como los lagomorfos (conejos), se siguen
consumiendo, pero con promedios inferiores a las épocas anteriores. En lo que
respecta a los carnívoros, su presencia también disminuye apareciendo sólo en
L’Arbreda, Cau de Coçes, Cueva Ambrosio y Cova Beneito, que continúan con un
régimen de ocupaciones temporales. Entre los carnívoros desaparecen las
evidencias de osos, panteras y de hienas, que suelen ser los principales ocupantes
de las cuevas cuando el ser humano no está. Por lo que tan sólo se produce una
presencia marginal de carnívoros de talla pequeña, a excepción del lobo, y en
algunos casos, como los linces de Beneito, sus restos corresponden a la acción
antrópica.
A
la luz de todos estos datos, podemos afirmar que puede diferenciarse un primer
momento de especialización leve seguida de otro momento de mayor
especialización pero no muy exagerada. El medio y el clima vuelven a ser condicionantes claros
en la especialización de una u otra especie.
Es
posible que se den estrategias de ocupación en las que se alterne la habitación
de un lugar en función de la estación. Los asentamientos como en los momentos
anteriores, se ocupan a lo largo de todas las estaciones.
4.- Algunos ejemplos
A
continuación, he querido hablaros de dos yacimientos característicos de este
periodo a modo de ejemplo de todo lo que llevamos viendo. Uno de ellos
corresponde a la zona norte de la península y otro al sur, para que podamos
contrastar y hacernos una visión totalmente completa del aprovechamiento
cárnico durante el Solutrense Peninsular.
4.1.- Cueva de Amalda
La
Cueva de Amalda es un emplazamiento situado en Zestoa (Guipúzcoa, País Vasco)
en un lugar abrupto y escarpado a 8
km . de la costa y a 100 m . sobre el fondo del
valle. En total ha proporcionado cuatro niveles paleolíticos considerados
Musteriense típico el VII, Perigordiense el VI y V, y Solutrense el IV. Después
siguen otros niveles tardorromanos y calcolíticos.
La
actividad humana está presente en el yacimiento a través de los restos líticos
y los huesos con marcas de corte, percusión y alteraciones térmicas. El
problema es que los huesos con este tipo de trazas son escasos y solo el Bos, el ciervo, el rebeco y la cabra los
presentan. Únicamente en el ciervo, que presenta maras de corte atribuibles a
descarnado, desollado y desarticulado, no se han observado ninguna
superposición de marcas y marcas de diente, siendo la situación de las marcas
de corte y su funcionalidad claros indicadores del aprovechamiento cárnico de
este animal.
Por
lo tanto se puede concluir que solo los ciervos y posiblemente los grandes
bóvidos fueron aportados por el hombre para su aprovechamiento cárnico y
medular. En el caso de otros animales como la cabra o el rebeco, la escasez de
marcas de corte en contraposición a las de diente sugieren que debieron su
aporte mayoritariamente a los carnívoros.
El
aporte de ciertos animales como el rebeco es principalmente de carácter
biológico no antrópico, a diferencia de lo que había propuesto Altuna[1],
quedando el factor humano en un segundo plano, aportando esporádicamente otros
animales como el ciervo o el gran bóvido. El rebeco y la cabra fueron aportados
por los carnívoros, ambos tipos se ajustan a las presas de carnívoros de talla
media y grande, y en el caso del rebeco se ajusta perfectamente al tipo de
presas de linces y leopardos, tanto por su tamaño como por su situación en un
medio próximo al que debió ocupar. Además los propios perfiles esqueléticos del
rebeco en Amalda concuerdan con los patrones descritos en las acumulaciones
hechas por leopardos, caracterizadas por la abundancia de elementos axiales.
Concluyendo,
podemos decir que tras esta revisión del yacimiento de Amalda se observó que el
principal agente acumulador de los retos de rebeco en el yacimiento no es el
hombre, sino los carnívoros, lo cual supuso un cambio respecto a la
interpretación tradicional. Con ello, se muestra lo importante que son la
incorporación de los análisis tafonómicos en los estudios zooarqueológicos de
los yacimientos del Paleolítico Superior.
4.2.- Cueva de Ambrosio
Uno
de los yacimientos más emblemáticos de la Península Ibérica y del suroeste de
Europa es la Cueva de Ambrosio, un abrigo situado en Vélez Blanco al norte de
la provincia de Almería. Ocupa una posición intermedia entre la costa levantina
y la Andalucía continental. Su situación a más de 60
km . de la costa no es impedimento para que se dieran
actividades relacionadas con el marisqueo como indican la presencia de ciertos
bivalvos y crustáceos de origen marino. Ambrosio está a 1060 m . sobre el nivel del
mar en una zona montañosa, pero poco escarpada con montes próximos de hasta 1300 m ., abierto a grandes
valles y puntos de paso, es un importante centro estratégico ocupacional que le
permitió ser un importante punto cinegético y ocupacional. Proporciona una
importante secuencia estratigráfica con varios niveles arqueológicos: el II con
materiales del Solutrense Superior Evolucionado, el IV con materiales del
Solutrense Superior y el VI con materiales del Solutrense Medio, entre medias
el III, V y VII son estériles, y el I que es el de mayor potencia presenta
materiales neolíticos.
Todos
los ungulados están relacionados con la actuación antrópica, así como la fauna
de los niveles pertenecientes al Solutrense Medio y Superior se deben a la
acción humana. De esta forma destaca el protagonismo humanos sobre los
diferentes ungulados y los lagomorfos. Junto a estos animales, el zorro en el
Solutrense Medio también presenta evidencias de procesamiento antrópico. Así la
abundancia de marcas de corte nos confirma la importancia cinegética que tuvo
el ser humano sobre los ungulados de Cueva Ambrosio. Ya que a pesar de la
abundancia de lagomorfos, los animales que más carne proporcionaron fueron las
cabras, caballos y ciervos; aunque los conejos no fueran un recurso
trascendental entre los cazadores de Ambrosio si pudieron ser un buen recurso
alternativo. Aunque debemos indicar que en el aporte de este recurso pudieron
intervenir diferentes agentes además del ser humano. Las diferentes alteraciones
ocasionadas por los carnívoros, las aves y el ser humano, parecen reflejar un
origen diverso. Sin embargo un análisis tafonómico más preciso de las
alteraciones que sufrió este animal nos indica que tanto carnívoros como aves
tuvieron una incidencia menor en el aporte de estos animales, cediendo un mayor
protagonismo al ser humano.
La
presencia de marcas de diente nos indica que en ambos niveles los carnívoros
intervinieron sobre la acumulación osteológica. Aunque los escasos porcentajes
de marcas de diente, la elevada fragmentación, el escaso grado de
circunferencias de las diáfisis, la ausencia de cilindros y las superposiciones
de marcas de diente sobre marcas de corte nos indica que su papel sobre los
ungulados fue posterior a la intervención humana. En ciertos momentos de
abandono los carnívoros ocuparon Ambrosio carroñeando los despojos que habían
abandonados.
Bibliografía
Yravedra
Sainz de los Terreros, J. (2001): Zooarqueología de la Península Ibérica:
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[1] Presentaba al yacimiento como una
estación centrada en la caza antrópica de sarrio y otros animales, en la que la
abundancia en número de restos de sarrio no era debido a una especialización
cinegética sobre dicho animal, sino en su transporte completo frente al de los
otros animales como el uro, el ciervo, el caballo o la cabra que lo eran
parcialmente, debido a los condicionantes del terreno. De manera que se
practicaba una doble estrategia de transporte, completa en el caso del sarrio y
diferencial en el caso de los demás animales, en los que solo se trasladaban
extremidades. Al mismo tiempo, la presencia de osos era explicada como la
consecuencia de la mortalidad infantil producida en los procesos de
hibernación.
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