martes, 7 de julio de 2020

ABRIGO DE LA ROCA DELS MOROS. CRETAS (TERUEL)

ARTE RUPESTRE EN ARAGÓN (1998-2018)*
CATÁLOGO DE YACIMIENTOS DE TERUEL (214-215), por Manuel Bea Martínez (Coordinador)
*Editado por el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón

HISTORIA
    En una breve nota publicada en 1907 en el Boletín de Historia y Geográfica del Bajo Aragón acerca de las pinturas de Cretas, Vidiella, estudioso autodidacta y colaborador de investigadores, apunta al hecho de que las pinturas eran ya conocidas por los vecinos de Cretas, quienes en 1905, y no en 1903, comunicarían a Cabré la existencia de las mismas, quien desde entonces aparece como el verdadero descubridor de las pinturas prehistóricas de Calapatá (Vidiella 1907: 69).
    Tras el descubrimiento del conjunto, el abrigo sería estudiado por el propio abate Breuil, padre de los estudios sobre arte rupestre, quien publicaría los resultados junto a Cabré (Breuil y Cabré 1909), quien a su vez incluiría el abrigo en su obra de referencia (Cabré 1915). 
  Sin embargo, la historia de estas pinturas merece ser analizada con mayor detenimiento. Así, en las publicaciones de Cabré se hace referencia a un tejero que trabajaba cerca del abrigo decorado y que, según el investigador, pretendía volarlas para encontrar el presunto tesoro que permanecería enterrado al pie del abrigo. Con la idea de preservar las pinturas, que hasta ese momento nunca habían sido objeto de acción vandálica alguna, se arrancaron de la roca, deteriorándose en el proceso. Actualmente, las pinturas se encuentran expuestas en el Museo de Arqueología de Cataluña. Esta actuación fue duramente criticada por otros investigadores como Bosch Gimpera, en su publicación del barranco de Calapatá de 1924. 
    En una revisión a finales de los ochenta, se observaría la existencia en un segundo panel del mismo abrigo de un par de patas traseras correspondientes a otro cérvido (Mazo et alii 1987: 97).
    En 2008, se llevo a cabo la excavación arqueológica al pie del panel decorado, así como el estudio integral de las pinturas dirigido por Martínez Bea, en el marco del proyecto de “Restauración y protección del arte rupestre de la Comarca del Matarraña” coordinado desde la Comarca del Matarraña y financiado por la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales del Ministerio de Cultura a través del 1% cultural. Gracias a este proyecto fue posible dotar al conjunto de un moderno cerramiento y de accesos para su visita.
LOCALIZACIÓN
   El barranco de Calapatá, entre las poblaciones turolenses de Cretas y Calaceite, confluye con el río Matarraña. En la zona conocida como La Tejería, cercana al conocido barranco de Els Gascons, se localiza el abrigo de la Roca dels Moros, en el término municipal de Mazaleón. La estación decorada se encontraba en la margen derecha del barranco de Calapatá, en una situación elevada con respecto al fondo del mismo lo que le permite obtener una amplia panorámica del propio barranco.Una pequeña representación de bóvido, de carácter algo más tosco, completa el repertorio iconográfico de la estación compartiendo con las anteriores figuras un cierto naturalismo en la representación de las patas, sexo, orejas y un solo cuerno en perspectiva correcta.
   La técnica empleada en la realización de estas figuras aparecería como una novedad, hasta el descubrimiento del conjunto del Barranco Hondo de Castellote, ya que, según Cabré, se emplearía el grabado para contornear las figuras que posteriormente se rellenarían con tintas planas. No obstante, exámenes posteriores realizados sobre las pinturas por diversos autores, desmienten o relativizan la existencia del silueteado grabado (Martínez-Bea 2004b).
    Gracias a los trabajos de limpieza y restauración del conjunto, llevados a cabo por E. Guillamet y L. Ballester, se descubrieron dos nuevas representaciones pictóricas. La primera de ellas se corresponde con un antropomorfo rojo pardo oscuro, orientado hacia la derecha y parcialmente conservado, de morfología esencialmente lineal y sin apenas concesiones a los detalles anatómicos. Conserva la cabeza, de morfología piriforme, aunque bastante afectada por diversas descamaciones. Los brazos se conservan sólo parcialmente, y se desarrollan a lo largo del tronco inclinado hacia delante. El cuerpo adopta forma de triángulo invertido. Las piernas tienden hacia la estilización lineal, si bien en la más retrasada parece intuirse un ligerísimo engrosamiento que podría indicar la pantorrilla. A la altura de la cintura se aprecia un trazo lineal que atraviesa la figura y que podría corresponderse con un posible arco o haz de flechas. 
    El segundo motivo se define como un cuadrúpedo naturalista, aunque no tanto como los ciervos del mismo abrigo. Las patas delanteras fueron realizadas mediante dos trazos lineales paralelos que terminan, al menos el izquierdo, en un ligero ensanchamiento basal que podría indicar el casco o pezuña del animal. No se muestra de igual manera el cuarto trasero, en el que es imposible apreciar diferenciación entre las dos patas, aunque la grupa fue realizada mediante unas formas redondeadas y contundentes que definen bastante bien la rotundidad de la figura. El cuello fue representado relativamente fino con respecto a la anchura corporal del animal y bastante largo, de forma que, aunque no se conserva la cabeza, se podría interpretar como una figura de cérvido o équido.





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