lunes, 20 de mayo de 2013

JORNADAS TÉCNICAS PARA LA GESTIÓN DEL ARTE RUPESTRE, PATRIMONIO MUNDIAL. PARQUE CULTURAL DEL RÍO VERO. Alquézar (Huesca), 28 al 31 de mayo de 2012 Comarca de Somontano de Barbastro

Introducción.
Gracias a Nieves Juste, que nos ha cedido la publicación de la las "Jornadas Técnicas para la gestión del arte rupestre, patrimonio mundial", podemos acceder a una importante información sobre cuestiones que interesan sobremanera a los que estudiamos Historia, sobre todo la parte mas antigua de ella, "La Prehistoria". Hemos querido compartir fragmentos de temas como: DOCUMENTACIÓN, CONSERVACIÓN, PROTECCIÓN, Y DIFUSIÓN DEL ARTE RUPESTRE. 
M. Ardanuy.  

DOCUMENTACIÓN GRÁFICA DEL ARTE RUPESTRE POSTPALEOLÍTICO PARA UN PLAN DE GESTIÓN

MIGUEL SAN NICOLÁS DEL TORO (Ponencia)
Dirección General de Bienes Culturales de la Región de Murcia.

   La documentación sigue siendo la acción más eficaz que administraciones e investigadores pueden realizar para el estudio, conservación, difusión y protección del arte rupestre. Si nos centramos especialmente en la parte gráfica y aplicada a un plan de gestión, observamos en el transcurso del tiempo que se ha ido evolucionando de las figuraciones pictóricas, en un primer momento, a incorporar posteriormente el soporte rocoso, la planimetría del abrigo y su entorno inmediato hasta llegar a espacios territoriales mucho más amplios, implementando nuevas tecnologías y métodos. En una visión temporal y general de la documentación gráfica del arte rupestre, se puede hablar de un antes y un después a propósito de la incorporación de la era digital a nuestra disciplina. A estos importantes avances tecnológicos surgidos en los últimos tiempos no se ha correspondido necesariamente uno similar en la reflexión, quedando a veces el investigador deslumbrado por las implementaciones tecnológicas.
   Las primeras reproducciones de pintura rupestre fueron en Fuencaliente (Ciudad Real), copiadas por D. Antonio López y Cárdenas en 1783 (Nieto 1984). Desde entonces los investigadores han buscado la reproducción más fidedigna de las pinturas rupestres, en cuyo proceso se distinguen varias etapas: reproducción a mano alzada; el calco directo; el calco digital y la reproducción digital.
En 1783 Antonio López y Cárdenas documentó gráficamente las
pinturas esquemáticas de Peña Escrita de Fuencaliente (Ciudad
Real), según Manuel de Góngora y Martínez en sus “Antigüedades

Prehistóricas de Andalucía”.
  A principios del s. XX se obtuvieron las primeras tomas fotográficas, el procedimiento más rápido y el más extendido de reproducción. En estos años, las cámaras de fotos eran principalmente de fuelle y pesadas. Las placas emulsionadas requerían un revelado y un positivado de contacto tan grande como fuera la placa, ya que no se disponía de ampliadoras.
   El precio de los equipos y la disponibilidad de los mismos los alejaba del ciudadano medio.
  De esta época, se conserva en el Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales más de mil fotografías de paisajes y abrigos, así como de las pinturas propiamente dichas y de los investigadores durante el proceso de trabajo. Los autores de estas tomas fueron Juan Cabré, Eduardo Hernández-
Pacheco, H. Breuil, H. Obermaier, Jesús Carballo, Francisco Molina, Federico de Motos o José Royo y Gómez (Sánchez y Velasco, 2010).
  El resultado de la documentación gráfica del arte rupestre, fue la obtención de un material escaso y principalmente de paisajes. En cuanto a las pinturas, el buen estado de conservación de las mismas compensaba la obtención de fotografías en blanco/negro. Esta circunstancia propiciaba además interpretar las pinturas mediante dibujos a mano alzada y, posteriormente, obtener calcos con papel vegetal, celofán y mucho más tarde con plástico, sobre los que se dibujaba con lápiz, tinta, acuarela y más tarde rotulador. La bondad y la claridad de esta información permaneció durante lustros sin revisar o analizar su origen y continuidad. Esta falta de revisión de la utilidad del calco por parte de los investigadores se mantuvo vigente, entre otras razones, por la paulatina ocultación del pigmento de las figuras y por ser el calco la mejor forma de hacerlo visible.
  Una muestra de lo anteriormente indicado puede apreciarse en la esforzada obra de H. Breuil de 1933 “Les peintures rupestres schématiques de la Péninsule Ibérique”.
  La obra del profesor Beltrán “Arte Rupestre Levantino” fue muy importante para fundamentar e incorporar en la “Lista del Patrimonio Mundial el Arte Rupestre del Arco Mediterráneo en la Península Ibérica”.
Portada de la obra del profesor Antonio Beltrán “Arte Rupestre Levantino”.
 En cuanto a los calcos, en el desarrollo de la documentación del arte rupestre encontramos grandes artistas que fueron capaces de reproducir las pinturas a tamaño natural sobre grandes formatos de papel. Porcar, pintor, escultor y arqueólogo castellonense, trabajó en la mitad de la década de los años 30. En febrero de 1960, Porcar y Ripoll presentaron sus trabajos en una exposición de reproducciones en a Galería Sant Jorge de Londres, una de las numerosas exposiciones de reproducciones de arte rupestre en donde as pinturas se superponían sobre un fondo que aludía al soporte rocoso.
  En las publicaciones de arte rupestre advertimos que los especialistas en arte prehistórico suelen ser los autores de la documentación. Tenemos como precedentes a los arqueólogos y expertos fotógrafos Juan Cabré Aguiló y Francisco Benítez Mellado, si bien ahora se aprecia una sobrevaloración del dibujo y de los calcos respecto de la fotografía documental. Podría pensarse que la realización del calco por parte del investigador era entendida como una forma de inmersión en el proceso pictórico.
  La necesidad de contar con inventarios y catálogos seencuentra en las labores sistemáticas de documentación, propiciadas por la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, que tenía como Comisario de Exploraciones a Juan Cabré Aguiló. Desde su creación hasta 1916 se producen numerosos descubrimientos de arte rupestre por toda la Península, según queda reflejado en más de un millar de calcos y láminas realizados por Cabré, frecuentemente acompañado por Eduardo Hernández-Pacheco, Jefe de Trabajos de la Comisión. Desde 1915 y hasta 1936 quedó como único dibujante Francisco Benítez Mellado. Recientemente se han valorado estos trabajos y se han digitalizado por parte del Archivo Histórico del Museo Nacional de Ciencias Naturales. En los calcos originales se distinguen aquellas copias directas o a mano alzada y, las copias transferidas e interpretadas sobre papel, y las reproducciones
preparadas para las publicaciones (Sánchez y Velasco, 2010). Siguiendo con los inventarios, hay que hacer una llamada de atención especial hacia el denominado “Corpus de Arte Rupestre Levantino (1971-1976)”, una recopilación de fotografías a color e información contextual, sobre las tres cuartas partes de las pinturas conocidas a principios de los años 70, impulsado por Martín Almagro Basch y realizado por el fotógrafo Fernando Gil Carles (Cruz Berrocal et. al. 2005). El proyecto parte del Sr. Gil Carles cuando trabajó para el Museo de Prehistoria del Servicio de Investigaciones Prehistóricas de la Diputación Provincial de Valencia (S.I.P.) en los años 60, lo que le facilitó entrar en contacto con Luis Pericot y Domingo Fletcher y diseñar así el proyecto que sería recogido y financiado por Martín Almagro. Hay que hacer notar que el proyecto de documentación venía vinculado a la conservación de las pinturas en peligro de destrucción que contaba, además, con un material fidedigno que sirviera de base al estudio del arte rupestre levantino. 
  Tras varias décadas de olvido, se mantiene custodiado en el Departamento de Prehistoria del Instituto de Historia, dentro del “Archivo Martín Almagro Basch”, heredero del Instituto Español de Prehistoria, que dirigiera Almagro desde 1957 a 1981. El inventario ha sido revisado, digitalizado y publicado en www.prehistoria.ih.csic.es/AAR/.
   Al tratar, más en concreto, de la documentación del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica hay que partir necesariamente de la obra de D. Antonio Beltrán “Arte Rupestre Levantino” publicado en 1968, tanto por tratar del estilo gráfico que marcará la candidatura a Patrimonio Mundial como por ser el punto de partida que tomamos para desarrollar nuestra intervención.
   Resulta especialmente esclarecedor, para entender el panorama de la documentación gráfica en los años 60, la introducción del profesor Beltrán en su “Arte Rupestre Levantino”, centrada especialmente en la obtención de calcos. Después de cuestionar la exactitud de los calcos de investigadores anteriores, Beltrán revisa los trabajos, verificando “los calcos sobre papel celofán, con rotuladores de un color aproximado al de las pinturas; luego se obtienen diapositivas en color y se proyectan éstas sobre los calcos, a su mismo tamaño, para poder hacer las correcciones, que luego se pasan a dibujo definitivo” (Beltrán 1968: 6). Después de aportar unas interesantes notas sobre la fotografía en el arte rupestre, el profesor Beltrán llama la atención “frente a los calcos y reproducciones en que las figuras se completan con mayor o menor seguridad, bien por el propio copista o por quienes utilizan sus calcos; así, Val del Charco, conocido por una restauración de Cabré, fue publicado por éste en su original mal estado de conservación, aunque luego se hayan repetido las versiones completas del abrigo” (Beltrán 1968: 7-8).
   En 1986 se inicia el proceso de candidatura para la inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica. Para ello se requería la elaboración del Documento-propuesta que precisaba del inventario de todos los elementos que constituían el bien. El grupo de trabajo, creado a tal efecto por las seis autonomías intervinientes, organizó a su vez otros más específicos en cada autonomía, para reunir y elaborar la información con la participación de especialistas tanto de la administración como de la universidad y otros investigadores. Se llegó a consensuar una ficha de contenidos mínimos con una parte gráfica compuesta por un plano de situación, planta y secciones del abrigo y calco, o en su defecto una fotografía. La dificultad fue enorme al abordar la totalidad de los abrigos, tanto levantinos como esquemáticos, ya que para un tercio de ellos, “los importantes”, sí se disponía de abundante información, en tanto que para los demás era insuficiente, por no mencionar los inéditos que se encontraban en mano de los investigadores. En el transcurso de este trabajo ya se advertía claramente los intereses, a veces contrapuestos, de la investigación y la gestión patrimonial.
    La documentación del arte rupestre cubre en la actualidad tanto la vertiente académica como la de gestión administrativa. Y es que la documentación es una necesidad más de todas las administraciones autonómicas que, a partir del traspaso de competencias en materia de cultura, ha de llevar a cabo importantes labores de inventario y catalogación como primer paso para la gestión. Ya entrada la década de los 80 y previo a la descentralización autonómica, el Ministerio de Cultura concedía ayudas económicas para inventarios y propiciaría, más tarde, encuentros entre las autonomías para homologar inventarios.
  En este contexto se explica el “Corpus de Pintures Rupestres de Catalunya” como resultado de un programa de documentación en Cataluña iniciado en 1985, a partir de los resultados del Inventario del Patrimonio Arqueológico en aquella comunidad, agrupado en tres grandes áreas geográficas. Se editaron en 1990 dos volúmenes acompañados de sendos videos, realizados por el Servicio de Arqueología de la Generalidad.
   En 1988 se publica uno de los corpus más afamados del arte rupestre postpaleolítico ya que “Arte Rupestre en Alicante” supone un antes y un después en este tipo de publicaciones, tanto por la calidad del trabajo como por su edición a color en gran formato. Patrocinado por la Fundación Banco Exterior y el Banco de Alicante, Mauro S. Hernández, Pere Ferrer y Enrique Catalá reproducen con rigor y amenidad el inventario de las cuevas y abrigos de la provincia de Alicante para terminar con una visión conjunta.
   Un año después de la proclamación, en 1999, Miguel Soria y Manuel G. López Payer publican un trabajo de catalogación de “Los Abrigos con Arte Rupestre Levantino de la Sierra de Segura. Patrimonio de la Humanidad”. Estos escasos abrigos jienenses son tratados detenidamente con calcos muy precisos.
  El arte esquemático de Alicante es motivo de una exposición organizada por el Centro de Estudios Contestanos en el año 2000. El catálogo titulado “L´art esquemàtic” tiene como autores a Mauro S. Hernández, Pere Ferrer y Enrique Catalá y recoge exhaustivamente todos aquellos abrigos
con este tipo de arte de la provincia.
  En 2003 se publica la primera parte del “Catálogo del Arte Prehistórico de la Península Ibérica y de la España Insular”, promovido por la Sección de Prehistoria de la Real Academia de Cultura Valenciana que dirige José Aparicio. En un primer volumen se incluyen unas fichas sucintas de cada uno de los abrigos, mientras que el segundo se dedica a la parte gráfica.
   En el centro peninsular, y más concretamente en el sur de la Meseta, Alfonso Caballero Klink lleva a cabo un sistemático trabajo de catalogación de Sierra Morena en la provincia de Ciudad Real. Más tarde, Macarena Fernández Rodríguez cataloga, estudia y publica en 2003, “Las Pinturas Rupestres Esquemáticas del Valle de Alcudia y Sierra Madrona”, una importante obra que apenas tuvo difusión por problemas de
distribución.
    El año 2005 aporta una serie de obras de catalogación. Una de las que más esfuerzo y cariño puso el profesor Beltrán fue en el “Corpus de Arte Rupestre del Parque Cultural del Río Martín” de 2005, en colaboración con José Royo Lasarte, en la línea de las grandes publicaciones a color. Esta obra fue promovida por el Centro de Interpretación de Arte Rupestre del Parque Cultural del Río Martín que lleva el nombre de Antonio Beltrán quien fuera también presidente honorifico de dicha institución. Por su parte la Junta de Andalucía edita la “Pintura Rupestre Levantina en Andalucía” de Julián Martínez que comprende un catálogo de lugares con un alarde gráfico y magníficas fotografías, así como el contexto de paisaje en el que se encuentran los abrigos. También de Andalucía y vinculado a la declaración patrimonial de la Unesco, en 2009 aparece la voluminosa obra “El Arte Rupestre en las Sierras Giennenses. Patrimonio de la Humanidad. Sierra Morena Oriental”, publicado por el Instituto de Estudios Giennenses de la Diputación Provincial de
Jaén, tras más de cuarenta años de documentación del arte rupestre por el Alto Guadalquivir y Alto Segura, López Payer, Soria Lerma y Zorrilla Lumbreras.
 Además de los corpora propiamente dichos, hay que resaltar otras publicaciones que, sin ser específicamente catálogos, aportan inventarios que contiene información que suelen completar a los primeros, además de difundirla al gran público. Nos referimos a “Caminos de Arte Rupestre Prehistórico. Guía para conocer y visitar el arte rupestre del Sudoeste de Europa”.
   En 2010 la Unesco solicitó el denominado “Inventario Retrospectivo del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo”. Se trataba de actualizar la lista de los 757 abrigos y cuevas inscritos, no pudiéndose cambiar ninguno de ellos ni ampliar el número, aunque en la práctica se había incrementado a unos mil cuatrocientos.

En 2011 se elaboró el inventario retrospectivo del ARAMPI en soporte digital, la documentación más completa hasta la fecha de losmás de 700 abrigos incluidos en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Contiene planimetría, fotografías y calcos, base de datos y un sistema de información geográfica.  
    Después de una década, no sólo había que revisar la información sino la propia forma de presentación. Ahora, la actualización de los datos alfanuméricos se hizo on-line, sobre una base de datos que contenía básicamente los mismos campos que la anterior de 1989. En cuanto a la gráfica, experimentó un enorme cambio cualitativo, ya que toda ella se incorporaba en formato digital.
    La planimetría era una capa vectorizada tanto del punto central como de la zona tampón, que coincidió en gran medida con los entornos legales de protección, lográndose una precisión nunca antes alcanzada y referida a coordenadas UTM. Las fotografías, calcos y planos se subieron también al servidor para completar con toda la información un sistema de información geográfico del que trataremos más adelante.

  La ponencia sigue con: Las exposiciones de arte rupestre; Los sitios de arte rupestre y el paisaje próximo: los sistemas de información geográfica en el arte rupestre (SIG); Las topográfias de los abrigos; El calco; La fotografía; El registro en 3D. La fotografía y el láser scan; Aplicaciones informáticas. Antecedentes del tratamiento digital de imágenes;  Tratamiento de imagen: DStretch; Conservación de la documentación de arte rupestre; Consideraciones y Bibliografía. 

Barbastro, 20 de mayo de 2013.




1 comentario:

  1. Despues del resumen de esta ponencia sobre documentación, adjuntamos por su interés las siguientes intervenciones: "DOCUMENTANDO EL ARTE PICTÓRICO DE ARAGÓN, por Manuel Bea.

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