1. CENTRO DE LA UNED DE BARBASTRO. CURSOS DE VERANO 2015. DEL 29 DE JUNIO AL 3 DE JULIO: LA PREHISTORIA ARAGONESA. HOMENAJE A VICENTE BALDELLOU
Resumen sesión 1, lunes 29 de junio de 2015
LAS SOCIEDADES CAZADORAS, RECOLECTORAS, PESCADORAS Y OPORTUNISTAS DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR
Resumen sesión 1, lunes 29 de junio de 2015
LAS SOCIEDADES CAZADORAS, RECOLECTORAS, PESCADORAS Y OPORTUNISTAS DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR
Ponente: Sergio Ripoll Lopez. Profesor de Prehistoria de la UNED.
La Prehistoria tiene como
objetivo, el estudio de las sociedades humanas del pasado y sus fuentes
proceden en su mayor parte, del estudio de los restos arqueológicos en
cualquiera de sus manifestaciones y en muchos casos de su comparación con
modelos etnográficos actuales o subactuales. No podemos renunciar a conocer los
aspectos socio-culturales, de medio ambiente, los recursos potenciales de éste
y, por tanto, los modelos económicos, la distribución y relaciones entre los
diferentes asentamientos, la reconstrucción demográfica y etnoarqueológica, por
citar algunos de los más importantes aspectos que subrayan las diferentes
tendencias o métodos de la
Prehistoria. Esta asignatura trata de reconstruir un pasado a
partir de las manifestaciones materiales, del resultado de la acción del ser
humano en su entorno, su lugar de habitación, de enterramiento, de culto o
relación social. Por ello el estudio de estas manifestaciones materiales no
puede limitarse a un análisis objetivo de las mismas, ya que no hay que olvidar
que el autor de tales manifestaciones ha vivido en un medio geográfico
determinado y con unos recursos muy concretos que, en muchas ocasiones, han
influido decisivamente en su realización y en la estructuración de las
comunidades prehistóricas.
La Prehistoria del "Quién"
Como acertadamente señalara Rousse (1973) ni los sumerios ni
los chinos se preguntaron jamás quién había ocupado sus tierras en épocas
anteriores. Ellos pertenecían a una civilización que "había estado
siempre" allí. Los griegos ya tuvieron motivos para preguntarse por sus
antecesores porque los hallazgos arqueológicos pertenecían a una civilización
muy diferente a la suya: así atribuyeron las murallas de Micenas a los
cíclopes, pueblo que mencionaron en las leyendas homéricas.
La Edad Media no tuvo problemas: su pasado no podía ser
interpretado más que a la luz de la
Biblia y por tanto la cuestión del origen estaba muy clara:
Adán y Eva. Pero en el Renacimiento ya hubo preguntas respecto a quién, y la
respuesta única era que fueron los pueblos clásicos grecolatinos, o los galos,
o los germanos al Norte de los Alpes.
A fines del siglo XIX surgió la peligrosa costumbre de
utilizar los hallazgos prehistóricos para identificar pueblos
"históricos". Los alemanes, imbuidos de un incipiente nacionalismo,
fueron los primeros en esta práctica que con el tiempo les llevaría demasiado
lejos. Al tomar conciencia como pueblo comenzaron la búsqueda de los pueblos
germánicos y separaron de entre los objetos arqueológicos los que eran
"suyos" de los de "otros pueblos". Surgió así la expresión
"Kulturgruppe" que quedó abreviada en "Kultur" y que
definió a cada pueblo identificado.
Los prehistoriadores del resto de Europa utilizaron los conjuntos
excavados como base para descubrir pueblos hasta entonces desconocidos. Los
conjuntos culturales eran agrupados y, lejos de atribuírseles el nombre de un
pueblo histórico, se prefería inventar uno nuevo en base a un yacimiento
epónimo y el sufijo "ense". El término "cultura" fue
sinónimo de industria, que fue el que se impuso, sobre todo en épocas
paleolíticas. Las épocas protohistóricas, sin embargo, fueron una excepción y
se atribuyeron los restos arqueológicos de la Edad del Hierro a distintas tribus celtas
mencionadas en las fuentes romanas.
En Europa oriental el resurgir del nacionalismo de los años
30 hizo que la Prehistoria tomara un sesgo diferente; los prehistoriadores
soviéticos comenzaron a aplicar el concepto de pueblos a los restos
arqueológicos tardíos, con el fin de averiguar "los orígenes del pueblo
ruso", utilizando la táctica alemana.
Según como se expliquen estos fenómenos en términos de
migración, de invasiones, de difusión cultural o de aculturación, estaremos en
presencia de diversas corrientes de opinión que se manifiestan en las
siguientes oposiciones: "creacionismo versus
transformacionismo", "evolución frente a cambio de población".
Esta tendencia ocupó la primera parte del siglo XIX y
pretendió orientar el pensamiento arqueológico hacia la reconstrucción de las
cadenas que llevan del presente al pasado, partiendo de la idea de que la
humanidad es una. Casi todos los pioneros de la Prehistoria, como Boucher de
Pethes cuando hablaba de la evolución de los bifaces, o Piette que establecía
una sucesión evolutiva del arte mobiliar magdaleniense, vemos que estaban
imbuidos por la mentalidad evolucionista de la época.
El siglo XX comenzó con una tendencia claramente
antievolucionista; sin embargo tendrá algunas figuras de interés con ideas
evolucionistas (Laplace) o neoevolucionistas (Varagnac). En esta última
tendencia también pude integrarse la New Archaeology.
Su método de investigación consiste en establecer primero la existencia de
relaciones fijas entre la civilización material y el sistema social de algunas
civilizaciones actuales, y una vez establecidas estas relaciones, las aplican
para reconstruir los sistemas sociales entre las poblaciones prehistóricas,
partiendo de los restos arqueológicos. En realidad, tal como ya vimos en el
apartado dedicado a la New Archeology , la
única diferencia de este nuevo evolucionismo con respecto al del siglo XIX
radica en una clara influencia del materialismo histórico que determina la
existencia de "saltos revolucionarios", que reemplazan la
"evolución progresiva" del siglo XIX y la sustitución del antiguo
"estímulo de las ideas" por factores económicos, demográficos, en
definitiva los nuevos motores materiales de la evolución.
Sin embargo, son muy numerosos los prehistoriadores que
niegan la existencia de relaciones fijas, o al menos piensan que es imposible
encontrar tales leyes; además no creen que sea posible proyectar esas leyes en
el pasado, aunque hubieran existido. Estos sería, según ellos, un dogmatismo
evolucionista, tal como existía en el siglo XIX y, por tanto, ya superado.
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