Manuel Bea Martínez y Paloma Lanau Hernáez (coords.).
Editado por IEA / Diputación Provincial de Huesca, 2021.
CATÁLOGO DE CONJUNTOS RUPESTRES.
Arte paleolítico, Cueva de la Fuente del Trucho.
Pedro Ayuso Vivar y Albert Painaud Guillaume.
Localidad: Asque (Colungo).
Comarca: Somontano de Barbastro.
Descubridor: Vicente Baldellou.
Acceso. Dificultad moderada. Existe una senda balizada desde el aparcamiento
(km 9,500) de la carretera A-2205 que une Colungo con Arcusa.
Andada de unos 20 minutos con desniveles pronunciados hasta el desvío de la cueva pintada de Arpán. A partir de ahí se sigue un sendero
en descenso hasta la cueva.
Descripción del entorno. La cavidad se localiza a 628 metros de altitud, en el barranco de Arpán, subsidiario del río Vero por la izquierda de su curso. Tiene una
longitud de unos 2500 metros y un caudal de agua muy irregular, permanece seco
la mayor parte del año. El covacho se halla aguas abajo de los abrigos de Arpán, y
frente al yacimiento se localiza una fuente natural de agua de caudal muy variable.
El paisaje circundante es el propio de un clima atemperado y seco, aunque la surgencia provee de humedad las inmediaciones de la cueva, con predominio de las especies arbustivas y espinosas (aliagas, enebros, coscojas, rosáceas, sabinas, romeros, bojes…), colonias aisladas de pinos de Alepo de repoblación y ejemplares esporádicos
de encina carrasca.
Descripción de los motivos. La cueva de la Fuente del Trucho es el único yacimiento
con arte rupestre paleolítico de la provincia de Huesca y, sin duda, el más importante
de todo Aragón. El arte rupestre de la cavidad se distribuye en dos zonas bien diferenciadas, una exterior en donde se concentran los grabados y una interna donde la
pintura fue la única técnica empleada (a excepción de un simple trazo lineal grabado
de perfil en v).
A falta de una catalogación exhaustiva del contenido, se han identificado ciento dos
unidades gráficas. De entre las pintadas, excepto tres manos en negativo de color
negro (tres o cuatro en negro y algunas más en amarillo, según Pilar Utrilla en este
mismo volumen), todas fueron realizadas en color rojo (con diferentes tonalidades).
Si bien no todos los motivos pictóricos resultan reconocibles, se han podido identificar cincuenta y cuatro manos en negativo, once équidos, un cérvido, un cáprido,
ocho signos y un interesante conjunto de puntos, alineaciones de puntos y algún
disco soplado. Entre los grabados, una representación de oso, un posible felino y
otros restos de zoomorfos dudosos, así como huellas (Baldellou, 1989b, 1998; Beltrán, 1993; Beltrán y Baldellou, 1980; Collado et alii, 2018; Ripoll et alii, 2001,
2005; Utrilla y Bea, 2015 y 2021; Utrilla et alii, 2013, 2014b, 2016a y 2021).
Los minuciosos trabajos de documentación se retomaron en 2005 y todavía se siguen
implementando nuevas técnicas, entre las que destaca el uso de escáner láser y escáner
de luz blanca estructurada, además de las de documentación geométrica mediante fotogrametría y tratamiento digital de la imagen. Pero, sin duda, uno de los aportes más
reseñables en los últimos años ha sido el de la obtención de fechas mediante las series
de uranio-torio, que han permitido disponer de dataciones relativas para diferentes
representaciones con fechas muy antiguas (Hoffmann et alii, 2017; Utrilla et alii,
2013, 2014a), las cuales superan los 30 000 años para algunos motivos.
Contexto arqueológico asociado. Esta cavidad presenta, además, un interesante yacimiento arqueológico in situ, con diferentes niveles y momentos de ocupación que
van desde el Musteriense (Paleolítico medio) a diferentes fases del Paleolítico superior,
de las que las etapas gravetienses y solutrenses son las mejor representadas (Utrilla et
alii, 2014a, 2014b).
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